Estimado Capitán Aubrey,
Ha llegado a los agudos oidos del Almirantazgo su nuevo proyecto de singladura. Aunque estamos ya acostumbrados a sus, digamos, peculiaridades, no pierde la oportunidad de sorprender a sus colegas año tras año.
Considero no tener que recordarle que si zarpa en estas condiciones estaría contraviniendo todas las reglas cardinales de la Marina Británica incluyendo las de la contraportada:
Está usando el barco que Su Majestad le ha confiado y lo está llenando de la marinería Ibérica más zafia, inexperta y , porqué no decirlo, retrasada que es posible encontrar en cualquier puerto del mediterráneo.
No es posible lanzar una piedra en cubierta sin alcanzar en la cabeza a un marinero subnormal.
De esta forma, estaría poniendo en peligro la integridad del navío de Su Majestad ya que es seguro que naufragarán y explotarán en cuanto leven el ancla (si es que saben hacerlo). Tiene experiencia al respecto, no me obligue a recordar los precedentes.
En definitiva, recapacite, arroje por la borda esta morraña que huele a ajo y enrole a recios y experimentados marineros Ingleses.
Un cordial saludo
Capitán Stephen H. Fry
Portsmouth
PD: Si Nelson hubiese contado con semejante tripulación de leprosos ahora estaríamos hablando en Francés, comiendo ancas de rana y repitiendo Oh-la-la y Mon Dieu! veinte veces al día *escalofrios*