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'Era un obsesivo. Habría muerto si no pasa las pruebas para ser piloto'
Su habitación estaba empapelada con fotografías de aviones y emblemas de Lufthansa
A Andreas Lubitz no se le conocía otro hobby que su profesión. El miedo a no obtener el título de piloto puso en evidencia cierta inestabilidad y una amiga íntima confirmó ayer al periodista del semanario 'Der Spiegel' Matthias Gebauer que hace seis años se vio obligado a abandonar sus estudios durante seis meses a causa del síndrome Burn-out, una especie de depresión causada por el estrés. A pesar de ello, consiguió terminar su formación en la escuela de pilotos de Lufthansa de Bremen en 2008 y pasar las pruebas de la Agencia Federal de Aviación de Alemania.
"Era lo único que quería, volar", confirma Klaus Ratke , un miembro del LSC Club Westerwald, en el que recibió en su adolescencia sus primeras clases de vuelo. "Era un chico muy normal y con muchos amigos", dice, pero varios miembros del club de su misma quinta, 1987, han dicho en cambio al 'Passauer Neue Presse' que "era un friki", que "estaba obsesionado" y que "habría muerto si no pasa las pruebas para ser piloto".
En su barrio acomodado, a las afueras de Montabaur, sus vecinos describen a un joven bien educado y muy deportista, pero reconocen que solo practicaba deporte en relación con su trabajo.
También otros miembros del personal de tripulación de Germanwings, que habían coincidido con él, hablan de su "fácil trato", pero en todas las conversaciones sale a relucir su "obsesión por volar".
En su perfil de Facebbok no aparecía otra cosa que su interés por el tipo de aviones A320 y en el que se identificaba como seguidor de un foro en el que pilotos experimentados comparten información técnica y discuten sobre cuestiones operativas.
La prensa y su rotor de cacotas
Su habitación estaba empapelada con fotografías de aviones y emblemas de Lufthansa
A Andreas Lubitz no se le conocía otro hobby que su profesión. El miedo a no obtener el título de piloto puso en evidencia cierta inestabilidad y una amiga íntima confirmó ayer al periodista del semanario 'Der Spiegel' Matthias Gebauer que hace seis años se vio obligado a abandonar sus estudios durante seis meses a causa del síndrome Burn-out, una especie de depresión causada por el estrés. A pesar de ello, consiguió terminar su formación en la escuela de pilotos de Lufthansa de Bremen en 2008 y pasar las pruebas de la Agencia Federal de Aviación de Alemania.
"Era lo único que quería, volar", confirma Klaus Ratke , un miembro del LSC Club Westerwald, en el que recibió en su adolescencia sus primeras clases de vuelo. "Era un chico muy normal y con muchos amigos", dice, pero varios miembros del club de su misma quinta, 1987, han dicho en cambio al 'Passauer Neue Presse' que "era un friki", que "estaba obsesionado" y que "habría muerto si no pasa las pruebas para ser piloto".
En su barrio acomodado, a las afueras de Montabaur, sus vecinos describen a un joven bien educado y muy deportista, pero reconocen que solo practicaba deporte en relación con su trabajo.
También otros miembros del personal de tripulación de Germanwings, que habían coincidido con él, hablan de su "fácil trato", pero en todas las conversaciones sale a relucir su "obsesión por volar".
En su perfil de Facebbok no aparecía otra cosa que su interés por el tipo de aviones A320 y en el que se identificaba como seguidor de un foro en el que pilotos experimentados comparten información técnica y discuten sobre cuestiones operativas.
La prensa y su rotor de cacotas