https://cadenaser.com/emisora/2016/06/11/radio_madrid/1465645176_340269.html
"Estas tías son unas putas, no tienen ningún tipo de moral y de nada, hoy te quieren y mañana te apuñalan.
Bienvenido al mundo del porno". Con estas palabras Ignacio Allende Fernández, alias 'Torbe', se refería a las mujeres que trabajaban en sus películas en una de las decenas de
conversaciones telefónicas intervenidas por la Policía a lo largo de la 'operación Universal'. A lo largo de diversos informes, los agentes de la Brigada contra la Trata de Seres Humanos consideran demostrado que las actrices que trabajaban para él eran tratadas de forma
vejatoria, y llegan incluso a hablar
de "maltrato psicológico" en uno de sus escritos remitidos al juzgado de instrucción nº 29 de Madrid.
Los investigadores llegan a esta conclusión después de examinar decenas de
conversaciones telefónicas, correos electrónicos y más pruebas intervenidas. Algunos hacen referencia a que las actrices tenían que emborracharse para soportar la grabación de determinadas escenas, y que
muchas rompían a llorar al haber sido traídas a nuestro país sin saber a lo que venían. "
No sabe para nada a lo que viene", dice una trabajadora de Torbe en una conversación, en la que asegura que otra colaboradora le ha pedido que trate con una de las chicas "porque no sabe nada, pero nada".
Varias mujeres que trabajaron en sus películas y vídeos han declarado ante la Policía a lo largo de la instrucción, asegurando incluso que Torbe
llegó a coaccionar a alguna de ellas para grabar vídeos. Según estos testimonios, varias mujeres le pidieron que no publicase los vídeos que habían grabado para evitar que fueran reconocidas por sus familias, y Torbe les informaba de que habían adquirido con él
una deuda de 6.000 euros. Una deuda que, siempre según su versión, podrían saldar teniendo relaciones sexuales con él para grabarlas, a razón de
150 euros por sesión.
Una de ellas aseguró ante los investigadores que en una ocasión grabó uno de estos vídeos "
totalmente obligada y coaccionada, ya que su único objetivo era lograr que Torbe borrara su primer vídeo en el que se le reconocía".
Las menores, un "secreto"
Las testigos que han declarado ante la Policía en los últimos meses también han dejado
otros detalles sobre el funcionamiento de la industria pornográfica de Torbe. Una de ellas asegura que el director le preguntó si tenía "amigas" con las que poder grabar vídeos y ella le dijo que eran menores de edad, a lo que contestó según esta declaración que "podrían ir a su casa y rodar con él si ellas aceptaban y que
sería un secreto entre Torbe, ella y la propia chica".
Otros testigos también hacen alusión a una posible falta de medidas de seguridad entre los participantes en los vídeos en cuanto a las
enfermedades de transmisión sexual. Uno de ellos afirmó que "las condiciones higiénicas y el control sobre enfermedades de transmisión sexual dejaba mucho que desear y
no siempre se les exigía a los participantes presentar el análisis preceptivo". Otra asegura que Torbe amenazó con despedirle cuando se negó a seguir participando al descubrir que sólo exigían los análisis de hongos.