Viajes El gran hilo del montañismo. Futuros foreros congelados, despeñados o devorados aquí

Así es miliu, un paraje que ni buscado, en línea recta desde mis apartamentos, en un sentido y a 50 m. la playa y en el otro a unos 2 km malcontados la montaña. Con las Agujas de Santa Águeda al frente. Una mole de rodeno -o arenisca- con peñascos inclinados en el flanco, porque no tiene cima piramidal, de ahí el nombre de agujas. A mí me gustaba el sendero Norte sobre todo para poder sentarme en uno de esos salientes con las piernas colgando en el vacío, momentos inigualables para la paz espiritual o para inspirar la mente. En cuanto a geología extraña aquí esta sierra de arenisca porque era una fila de tres montañas -que yo haya pateado- cortando en cruz otra que es la típica mediterránea de caliza.

Y por si he contado poco sobre la antigua línea de tren lindante con el mar una vía verde que te imagino habrás tomado más de una vez, ya que veraneabas cerca de la Voramar de Berlanga. Yo ya la estrené cuando solo era pista forestal, además por tramos diferentes, subiendo o no al Balcón de Orpesa o desplazándome por la senda lindante con los batientes del mar, entre medias la playa de la Renegà. Si hubiese un contador en un punto determinado a mitad camino y señalara que yo lo he cruzado 200 veces me lo creía, por ahí andará el marcador.

Desde luego que el término municipal de Benicàssim es ñajo pero tiene de todo.

También he tenido suerte en Colombia por algo que no sabía de antemano. No me encontraba bien por la altura de Medellín, desconozco el motivo porque apenas son 1.600 m. y me bajé a la costa, me alojé 6 meses en Santa Marta, en el Caribe, con la cordillera nevada más alta del mundo lindante con costa, igualito que en Benicàssim pero a lo grande. Ni que decir que con multitud de anécdotas porque hice excursiones de todos los colores desde Barranquilla hasta la frontera veneca. Y por abajo llegué hasta Aracataca -donde los cien años de soledad de Márquez- qué risas cuando enviaba mails a los conocidos imitando el realismo mágico, bueno soy cultureta también y le seguí igualmente la ruta a más gente de la región. Publico el más conocido de Julio Flórez, modernista y un poco almibarado pero está bien jaja:

Oye: bajo las ruinas de mis pasiones,
en el fondo de esta alma que ya no alegras,
entre polvo de ensueños y de ilusiones
brotan entumecidas mis flores negras.

Ellas son mis dolores, capullos hechos
los intensos dolores que en mis entrañas
sepultan sus raíces cual los helechos,
en las húmedas grietas de las montañas.

Ellas son tus desdenes y tus rigores;
son tus pérfidas frases y tus desvíos;
son tus besos vibrantes y abrasadores
en pétalos tornados, negros y fríos.

Ellas son el recuerdo de aquellas horas
en que presa en mis brazos te adormecías,
mientras yo suspiraba por las auroras
de tus ojos… auroras que no eran mías.

Ellas son mis gemidos y mis reproches

ocultos en esta alma que ya no alegras;
son por eso tan negras como las noches
de los gélidos polos… mis flores negras.

Guarda, pues, este triste, débil manojo
que te ofrezco de aquellas flores sombrías;
Guárdalo; nada temas: es un despojo
del jardín de mis hondas melancolías.


No veas la cara que me ponían las lugareñas al recitarlo, al menos ellas lo viven con intensidad.
En fin, a ver si derribo barreras y en unos meses estoy por allí, con el punto de mira sobre todo en Bucaramanga, mejor destino en exigirle menos al viajero tal como me encuentro ahora de preparado.
 
Me flipa que con piernas y costillas rotas logren bajar eso. El masoquismo de los escaladores no tiene comparación

Se llama supervivencia.

En el ejército, un colega se tiro una semana corriendo con la pierna y tobillo rotos. Encima coincidio que esa semana fue dura de cojones. Cuando fue al médico y vimos la radiografía alucinamos.
 
Y por si he contado poco sobre la antigua línea de tren lindante con el mar una vía verde que te imagino habrás tomado más de una vez, ya que veraneabas cerca de la Voramar de Berlanga. Yo ya la estrené cuando solo era pista forestal, además por tramos diferentes, subiendo o no al Balcón de Orpesa o desplazándome por la senda lindante con los batientes del mar, entre medias la playa de la Renegà. Si hubiese un contador en un punto determinado a mitad camino y señalara que yo lo he cruzado 200 veces me lo creía, por ahí andará el marcador.
Mira si hace años que llevaba yendo por allí que la vía verde aún era vía donde circulaban trenes hacia Barcelona y la estación estaba justo al polideportivo con el velódromo donde se inició el FIB en el 95. Aún había paso a nivel que separaba el pueblo de las urbanizaciones y no se había sacado el tren del mismo pueblo. Es en la subida de la renegá donde descubrí el ciclismo de chaval hasta que conseguí mi primera bici de carretera y empecé a saber lo que significa regular y manejar las marchas. Luego ya vendrían las subidas al desierto y largarnos durante horas hacia la sierra de Espadán. Y después la bici de montaña que para mí lo cambió todo, pudiendo subir el desierto por sendas y pistas y disfrutar descendiendo por senderos en la zona de la Renegà, donde se celebró el campeonato de España de MTB del 96, con Óscar Saiz, los hermanos Misser, Carles Barcons y toda esa gente.

Fue por aquella época cuando comencé los pateos para llegar hasta Borriol y demás subiendo y bajando el desierto o pasando la noche en las ruinas del antiguo monasterio de los carmelitas haciendo los primeros vivacs. Benicàssim lo tiene todo, podías estar practicando windsurf o vela por la mañana y por la tarde pateando durante horas por senderos. Recuerdo con morriña esos largos veranos, también los otoños.
 
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