P. De niño ¿ya veía tantos partidos como ahora?
R. Sí, siempre. Era un enfermo. Hacía las colecciones de cromos. Mira, el otro día, gracias a una gestión de Ivan [Corretja, su agente], Panini me regaló los álbumes desde la temporada 73-74. Carmelo, el fotógrafo de la selección, me dijo que si me gustaban habría alguna posibilidad y ya los tengo. Así que gracias a Panini. Yo de niño era un flipado del fútbol. Lo que más recuerdo era la ilusión con la que afrontaba el Mundial. Me acuerdo perfectamente de la colección de cromos del 94 y especialmente, y no me digas por qué, de los rumanos: Prunea, Raducioiu, Prodan, Hagi Munteanu, Popescu, Ionescu Bueno. También la de Bulgaria de Stoichkov, Letko, Iordanov, Balakov, Penev. Hacía libretas y me apuntaba: “Jugadores famosos en el mundo”, por países. Y, al final, hacía la selección perfecta: Schmeichel, Cafú, Maldini, Baresi y no sé quien... flipaba yo solo. Ahora pienso: “¿Habrá niños que hagan lo mismo?”.