Bueno, pues en consonancia con la temática "cosas que me compré para cuando fuera jubileta", os presento a mi compañera inseparable del confinamiento:
Ver el archivos adjunto 58404
Querida colchoneta de pilates: Cuando te desembalé en Nochebuena ante mis familiares, tuve que esbozar una sonrisa y un "¡Woow, justo lo que quería!", mientras me cagaba en la parentela de todos ellos. Quién iba a pensar que, tres meses después, pasarías a ocupar un lugar privilegiado en mi vida. Cada dia te uso sin compasión, como a mala hembra, para descargar mi rabia y el exceso de testosterona, en forma de flexiones y estiramientos. Sin ti, las horas serían días y los abdominales, lorzas.