JJJ
Asiduo
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Venga, os voy a contar una anécdota de mi vida.
Cuando tenía 12 años fui con mi padre a visitar a mi madre al hospital, donde estaba ingresada debido al cáncer que padecía. En el acceso a plantas una enfermera tras un mostrador me echó el alto por no tener la edad mínima para acceder. Así que yo me quedé por allí en la puerta mientras mi padre hablaba con la enfermera. Un minuto después me vino la señora con rostro compasivo y me dijo que podía pasar. Muy lejos, al fondo del pasillo esperaba mi padre. De la visita en sí no recuerdo mucho. Además, con esa edad, ni entiendes mucho ni nadie te explica nada.
Al marcharme, en la puerta de habitación, me giré según me iba, y vi que mi madre empezaba a llorar. En el momento, como digo, no entendía la situación. Yo, y solo yo, era el único que no sabía que esa era la última vez que vería a mi madre. Algunos años más tarde, recordando, comprendí por qué la enfermera me dejó pasar, qué le dijo mi padre para ello, y por qué mi madre lloraba.
Cabrón, me has dejado fatal, te mereces todo el tiempo que te has pegado en la trena