Spawner
Muerto por dentro
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Hace tiempo escuché un podcast de la Cultureta -altamente recomendable- en el que discutían sobre los límites del periodismo a colación de un artículo, extracto de un libro, que Gay Talese había publicado y cuya versión completa vería la luz en breve.
En esencia, se trata de un protoforero, antiguo marine y no sé cuántas cosas más que, desde pequeñito, ha tenido una pulsión sexual voyeurística que no ha podido satisfacer. Criado en una familia en la que el sexo era una especie de tabú, éste señor, Gerld Foos, empieza a espiar a su tía, pelirroja y buenorra, en sus años de infancia, allá por los 60's. Y se masturbaba como un mono mientras lo hacía.
El tiempo pasa y la vida transcurre por diversos derroteros. Se mete en el ejército y eso le da la posibilidad de ir a países en los que follar como un cerdo con gente de toda clase. Sin embargo, el voyeurismo es lo que a él le pone y sigue sintiendo que no es capaz de explotar esa vía de la manera en la que a él le gustaría. Vuelve a su pueblo natal y allí coincide con una antigua compañera de clase, Donna, con la que terminará por casarse y que, además, en cierto moto entiende sus peculiares aficiones. Durante años sigue cavilando cómo poder dar rienda suelta a su imaginación hasta que, por fin, da con una idea genial: comprar un motel de carretera, la Manor House, una edificación de una única planta pero con tejado a dos aguas bajo el que parece haber un desván corrido, e instalar, en el techo de cada habitación, a modo de rejillas de ventilación, unas pequeñas aperturas que le permiten espiar a sus huéspedes sin que éstos lo sepan.
Su mujer, además, es su cómplice y le asiste a la hora de colocar estas escotillas de observación. Durante más de 15 años lleva un riguroso diario de sus horas de ocio voyeurístico y llega, incluso, a tener relaciones con su primera mujer, Donna, mientras ambos espían a las parejas follando a escasos 2 metros de ellos.
Finalmente, se pone en contacto con Talese para que éste sea conocedor de la historia a condición de que el escritor no la publique revelando sus identidades. Lo que Talese hace es publicarla una vez los delitos que Gerald Foos ha cometido [entre los que se encuentra el ser testigo de un asesinato] hayan prescrito.
Pues la empecé el sábado por la noche y casi la he terminado ya. Talese, tras la controversia generada, ha dado un poco de marcha atrás, ha hecho un que sí, que no y ahora dice que no todo lo que hay en la novela es real a pesar de haber fotos de diarios, de incluir imágenes de la Manor House antes y después de su demolición... Que la credibilidad de Foos es dudosa, pese a haber visitado él mismo la Manor House y haber sido testigo oculto del coito entre una pareja de treintañeros.
Sea como fuere, el protagonista, en su diario, es capaz de extraer conclusiones de la personalidad y vida de cada individuo objeto de observación a partir de la forma en la que folla y eso, cuanto menos, es interesante.
Muy recomendable.
En esencia, se trata de un protoforero, antiguo marine y no sé cuántas cosas más que, desde pequeñito, ha tenido una pulsión sexual voyeurística que no ha podido satisfacer. Criado en una familia en la que el sexo era una especie de tabú, éste señor, Gerld Foos, empieza a espiar a su tía, pelirroja y buenorra, en sus años de infancia, allá por los 60's. Y se masturbaba como un mono mientras lo hacía.
El tiempo pasa y la vida transcurre por diversos derroteros. Se mete en el ejército y eso le da la posibilidad de ir a países en los que follar como un cerdo con gente de toda clase. Sin embargo, el voyeurismo es lo que a él le pone y sigue sintiendo que no es capaz de explotar esa vía de la manera en la que a él le gustaría. Vuelve a su pueblo natal y allí coincide con una antigua compañera de clase, Donna, con la que terminará por casarse y que, además, en cierto moto entiende sus peculiares aficiones. Durante años sigue cavilando cómo poder dar rienda suelta a su imaginación hasta que, por fin, da con una idea genial: comprar un motel de carretera, la Manor House, una edificación de una única planta pero con tejado a dos aguas bajo el que parece haber un desván corrido, e instalar, en el techo de cada habitación, a modo de rejillas de ventilación, unas pequeñas aperturas que le permiten espiar a sus huéspedes sin que éstos lo sepan.
Su mujer, además, es su cómplice y le asiste a la hora de colocar estas escotillas de observación. Durante más de 15 años lleva un riguroso diario de sus horas de ocio voyeurístico y llega, incluso, a tener relaciones con su primera mujer, Donna, mientras ambos espían a las parejas follando a escasos 2 metros de ellos.
Finalmente, se pone en contacto con Talese para que éste sea conocedor de la historia a condición de que el escritor no la publique revelando sus identidades. Lo que Talese hace es publicarla una vez los delitos que Gerald Foos ha cometido [entre los que se encuentra el ser testigo de un asesinato] hayan prescrito.
Pues la empecé el sábado por la noche y casi la he terminado ya. Talese, tras la controversia generada, ha dado un poco de marcha atrás, ha hecho un que sí, que no y ahora dice que no todo lo que hay en la novela es real a pesar de haber fotos de diarios, de incluir imágenes de la Manor House antes y después de su demolición... Que la credibilidad de Foos es dudosa, pese a haber visitado él mismo la Manor House y haber sido testigo oculto del coito entre una pareja de treintañeros.
Sea como fuere, el protagonista, en su diario, es capaz de extraer conclusiones de la personalidad y vida de cada individuo objeto de observación a partir de la forma en la que folla y eso, cuanto menos, es interesante.
Muy recomendable.
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