Oídme, dioses infernales, vosotros que eráis viejos cuando se hundió Atlantis, vosotros frente a quienes Mitra e Isthar no son más que infantiles pretendientes a la divinidad, Jacques de Molay os invoca... yo, que en otros tiempos fui Gran Maestre de la Orden de los Caballeros del Templo de Jerusalén, hasta que comprendí que los poderes supremos no son los de la luz, sino los de las tinieblas... Oídme, extended vuestras manos a través del espacio que media entre los mundos y arrebatad las vidas de estos desgraciados hijos de puta.
¡Te invoco Baal!, ¡te invoco Quirón!