El post sobre personajes con los que hayáis trabajado

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16 Nov 2015
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Trabajado.con b.

Manu: Fan de los Ramones, sindicalista gritón, sucio y vago, pero vago vago.
Coincidí con el en un almacèn de alimentación.Cuando la faena escaseaba me pedia que con la carretilla ( toro mecanico) le subiese a los palets que estaban en la tercera altura, a unos 15 metros del suelo.Una vez arriba se tumbaba en uno y dormia durante un par de horas.Nunca lo pillaron y nunca se cayó.Se comia sin ascos comida caducada o chafada por un palè.Dientes de derribos y construcciones.

Diegi: Compañero mio en una pizzeria, Peruano, nunca hablaba y cuando el resto de compañeros hablabamos de problemas laborales el me miraba y sonreia sarcastimente.Un dia borrachos mano a mano me confesó porque nuestros problemas le importaban una mierda.Era excombatiente de Sendero Luminoso y habia huido ya que estaba en busca y captura por el asesinato de dos soldados en un asalto.

Ana: REPUTA, maximo exponente del conceto "Loca del coño"
Casada, cuarentona.Cuando entraba a su despacho me decia: " Cierra la puerta que se me hiela el coño"
Vestia como una quinceañera.Se la follaban 4 compañeros asiduamente.Mal hablada y mal encarada.No habia cojones a toserle, ni los jefes.


Tal como me acuerde de más, os lo cuento.
 
Última edición:
Lucía: Profesora por obligación, Loca del Coño de vocación.

Coincidí con ella dando unas clases de sustitución por enfermedad de Informática (Ofimática no os vayais a pensar nada top).

Murciana, bajita, gorda al punto de la morbidez, ojo vago, vestida a lo hippie-pordiosero, atufaba de lo lindo y más bestia que un bocata tuercas (cada tres palabras las combinaba con un taco y/o regüeldo).

De alguna forma obtuvo plaza fija (sospecho enchufe familiar de bastante calibre) y eso hacía que hiciera y deshiciera como le viniera en gana.

Se pillaba bajas de lo más lolescas desde depre porque se le había muerto el caniche come-chichis que tenía hasta que se había envenenado de algo radioactivo (real), no se preparaba las clases así que repetía la misma varias veces, en la sala de profes se metía en nuestras conversaciones sin venir a cuento y si tu habías ido a la luna en el cohete de Tintín ella había ido y vuelto a Andromeda en patinete... Bueno, os podeis hacer una idea del calibre de locura de la interfecta.

Un par de momentos estelares:

- Cuando todos los alumnos se plantaron en la puerta negándose a que ese bicho entrase a darles clase y empezó a dar bolsazos contra las paredes de los pasillos aullando como una posesa.

- Cuando una alumna le pidió para ir al lavabo porque no se encontraba bien y ella le dijo que sí. Al cabo de un par de horas, cuando estaba dando clase yo, abrió la puerta, asómo el cabezón y a grito pelao le dijo a la chica: ¿Has cagao, ya, bonica?

Sólo estuve tres meses pero espero que al final le dieran la baja definitiva y se sacaran de encima a semejante engendro.
 
Paco: Cuarentón calvo de los de semi cortinilla,obsesionado con conservar el poco pelo que le quedaba hasta el punto de malvivir el y sus hijos para dejarse los lerus en cualquier mierda de moda para fortalecer el pelo.
Chivato como el solo,capaz de desatender su trabajo para perseguirte y ver si te fumabas un porrito por ahí escondido o si tardabas 30 segundos mas de la cuenta en la hora del bocata.
Lameculos hasta la nausea,repudiado casi mas por los que recibían sus lamidas anales que por el resto de curritos,el típico que compra cajas de la birra mas barata o pone un cartón durante meses si se le jode un cristal del coche pero luego gasta sin mesura en cualquier tipo de quiniela o lotería (en las que jamás ve un duro),podría seguir..... :lol:
 
Paco: Cuarentón calvo de los de semi cortinilla,obsesionado con conservar el poco pelo que le quedaba hasta el punto de malvivir el y sus hijos para dejarse los lerus en cualquier mierda de moda para fortalecer el pelo.
Chivato como el solo,capaz de desatender su trabajo para perseguirte y ver si te fumabas un porrito por ahí escondido o si tardabas 30 segundos mas de la cuenta en la hora del bocata.
Lameculos hasta la nausea,repudiado casi mas por los que recibían sus lamidas anales que por el resto de curritos,el típico que compra cajas de la birra mas barata o pone un cartón durante meses si se le jode un cristal del coche pero luego gasta sin mesura en cualquier tipo de quiniela o lotería (en las que jamás ve un duro),podría seguir..... :lol:

Pero Herbie, ¿tú has trabajado?
No sé por qué, te imaginaba como un joven en paro tras haber estudiado alguna carrera en la Universidad cutre de Las Palmas.
Sorpresas te da el foro.
 
Pero Herbie, ¿tú has trabajado?
No sé por qué, te imaginaba como un joven en paro tras haber estudiado alguna carrera en la Universidad cutre de Las Palmas.
Sorpresas te da el foro.
Soy una caja de sorpresa :lol:

ForrestGump1.jpg
 
Lucía: Profesora por obligación, Loca del Coño de vocación.

Coincidí con ella dando unas clases de sustitución por enfermedad de Informática (Ofimática no os vayais a pensar nada top).

Murciana, bajita, gorda al punto de la morbidez, ojo vago, vestida a lo hippie-pordiosero, atufaba de lo lindo y más bestia que un bocata tuercas (cada tres palabras las combinaba con un taco y/o regüeldo).

De alguna forma obtuvo plaza fija (sospecho enchufe familiar de bastante calibre) y eso hacía que hiciera y deshiciera como le viniera en gana.

Se pillaba bajas de lo más lolescas desde depre porque se le había muerto el caniche come-chichis que tenía hasta que se había envenenado de algo radioactivo (real), no se preparaba las clases así que repetía la misma varias veces, en la sala de profes se metía en nuestras conversaciones sin venir a cuento y si tu habías ido a la luna en el cohete de Tintín ella había ido y vuelto a Andromeda en patinete... Bueno, os podeis hacer una idea del calibre de locura de la interfecta.

Un par de momentos estelares:

- Cuando todos los alumnos se plantaron en la puerta negándose a que ese bicho entrase a darles clase y empezó a dar bolsazos contra las paredes de los pasillos aullando como una posesa.

- Cuando una alumna le pidió para ir al lavabo porque no se encontraba bien y ella le dijo que sí. Al cabo de un par de horas, cuando estaba dando clase yo, abrió la puerta, asómo el cabezón y a grito pelao le dijo a la chica: ¿Has cagao, ya, bonica?

Sólo estuve tres meses pero espero que al final le dieran la baja definitiva y se sacaran de encima a semejante engendro.

¿Guarda su teléfono?... es para un hamijo.
 
Serafín de Zadagós: el típico tío proveniente del rural, entrañable y carismático, lo que aquí denominan enxebre; un cuarentón divorciado y en etapa de ampliación de dones.

Era fanático de la vida sana, hacía deporte asiduamente, de hecho acudía a trabajar en bicicleta. También era una persona obsesionada con la buena alimentación, casi nunca consumía algo que no fuese elaborado por él mismo, incluso llevaba una riñonera en la que, entre otras cosas, guardaba azúcar moreno para echarle al café o alguna infusión que pudiese tomar estando fuera de casa.

En una ocasión le dije: “joder, ¿algún vicio tendrás?” a lo que me contestó: “bueno…yo no lo llamaría exactamente vicio, pero los viernes me gusta ir de putas a descargar la tensión acumulada durante la semana” yo le dije: “con lo exhaustivamente cuidadoso que tú eres, imagino que pondrás al menos tres pares de condones” él me miró serio y contestó : “¿condones? Eso es lo peor que hay para el pene ¡¡ ASÍ NO RESPIRA!!
 
Borja C. Fichado como director comercial para la zona este de España para una importante emisora de radio, era el típico PIJAZO asqueroso: pulserita con la banderaspaña, camisas con el caballito de Ralph Lauren, pantalones de pinzas, zapatos castellanos, hasta los ricitos en la nuca tenía... en fin, el típico que no sabes si es senador del PP o simplemente un pijazo de la más baja estofa. Se le dio portátil, teléfono móvil y coche de empresa.

El primer día, enchufó el portátil a la internet para ir currando algo. Cinco horas después aparece quejándose de que todo iba muy lento y que tardaba eones en mandar un mail o lo que fuere. ¿Cómo te has conectado? preguntó el técnico. Pues al teléfono, cómo me voy a conectar. Ahí, con dos cojones. Estaba conectado por una clavija de teléfono, a 46k. A ver, a ver cómo te conectas, le dijo el técnico. Y ni corto ni perezoso el tío repitió el proceso, con los ruiditos de piiiii piiiiii típicos de conectarse a internet como hace veinte años. Que tienes una entrada de red, le dijo el técnico, y le enchufó como dios manda a la red. "Yo que sé, en mi casa lo he hecho así de toda la vida".

Cuando le llegó el coche de empresa un viernes, un flamante Opel, se puso muy contento, pero algo menos cuando le dijeron que sólo lo podía usar para asuntos de trabajo, no para asuntos privados. El lunes Borja no viene. ¿Dónde está el pijazo este? Le llaman. He tenido un accidente este fin de semana yendo con mi mujer al Alcampo. El coche está siniestro total. ¿Y a ti te ha pasado algo? El médico me ha dado la baja. Al bajar alguien al garaje se descubre que el coche de Borja faltaba. Era el que había estampado. 24 horas duró el buga, lo estampó el primer día que lo cogió.

Doce meses de baja estuvo el hijo puta. Doce meses cobrando habiendo trabajado sólo tres días y uno de ellos conectado por el teléfono, y de propina estrellando un coche nuevo. Venía de vez en cuando por la oficina, fresco como una rosa, estupendamente, diciendo que seguía de baja, a hablar para ver cómo iba lo suyo. Evidentemente fue volver de la baja y ponerle de patitas en la calle. Desde aquel entonces cada vez que alguno cogíamos coche de empresa salía cantando "A ver si tengo suerte y me hago un Borja" o directamente diciendo "Me voy a marcar un Borja y os vais a enterar".
 
¿Guarda su teléfono?... es para un hamijo.

Pues no, lo tenía y lo borré al poco de acabar con aquel curro, ya se ocupo la hijaputa hedionda de endilgármelo desde el primer día.

Ya le digo que su familia tenía que ser por cojones de muchísimos posibles y contactos para que tuvieran que soportar a semejante mojón con patas rondando por ese Centro, que además era privado y de cierto postín.

Si hubiera aceptado el ir a cenar al caserón de sus papis (vivía con ellos) como una vez me propuso, así por las buenas, de hecho se lo decía a toda forma de vida basada en el carbono con la que se cruzaba; estoy más que convencido que estos me habrían llevado aparte en un descuido, sacado un cheque en blanco y si lo hubiera aceptado, me habrían hecho la ola hasta los apostoles del cuadro de la Santa Cena del comedor al grito de: ¡¡¡hemos endosado al bicho!!!

Pero no, créame que nada me haría más feliz que sacar el vientre de penas a un forero, pero hay cosas que no se las deseo ni al peor de mis enemigos.
 
Jorge: Un gordo cabrón y mentiroso. En vez de trabajar se ponía a jugar por internet a un juego en el que manejaba un duende. Jamás terminaba a tiempo su trabajo y cuando le echabas la peta por vago y mentiroso se ponía a hacer pucheros, el hijo de puta con casi treinta años que debía tener. Cuando le preguntabas qué hacía en los ratos que no tenía tarea asignada te respondía que leer documentación, con toda su cara y el navegador abierto en páginas de comics.

Recuerdo el viernes que bajamos a tomarnos el desayuno comida y se pide un montado de chorizo. Al rato de comérselo se pide otro de lomo y cuando el camarero le pregunta si con queso, muy digno, levantando ligeramente la mano y girando la cabeza a la par que cerraba los ojos responde: no, es demasiado. Puto fanegas, en dos montados lo que más le preocupaba era el queso.

Te contaba también que su padre había llegado a España huyendo de sendero luminoso. Por no hablar de los autorretratos que se hacía, y nos enseñaba, cuando viajaba sólo fingiendo que dormía.
 
Victor: En mi primer trabajo de técnico informático, el chaval este era un puto friki de la seguridad, estaba obsesionado con que cualquiera le entrara en el ordenador. Por desgracia era mi mentor y durante 3 meses tuve que aguantar como el tío no paraba de hablar durante las 8 horas de sus movida. Yo completamente callado, e intentando desconectar mi cerebro. Nunca he trabajado con una persona que hable tanto. Llegaba siempre a casa con dolor de cabeza por tener que aguantar el run run del subnormal este.
Al cabo de los tres meses lo trasladaron a otro edificio y me dejaron a mi solo. (Fue uno de los días mas felices de mi vida)
 
Mikel: el mayor vendedor de humo que he visto en el mundo de la informático. De hecho no se que hacia dedicándose a eso. Hubiera sido capaz de forrarse vendiendo hielo a los esquimales.

Sin que nadie supiera por qué paso de programador malo a analista mediocre, y un día la gente se despertó con que era jefe de proyecto. Se tiraba el tiempo mandando cosas a los curritos, y no perdía ocasión en demostrar que no tenía ni puta idea de lo que estaba hablando.

Todos los proyectos se dilataban indefinidamente pero estaban "a punto" de terminarse y de ser un éxito atronador en todo el mundo. Llego a distraer a un cliente hasta dos años después de la fecha prevista de entrega a base de enseñarle "maquetas" de su programa y de prometerle poco menos que gracias a él su empresa aumentaría la productividad en un 500%

Cuando a alguien arriba al fin se le ilumino la bombilla, me contrataron a mi para reemplazarle, pero con el aviso de que hiciéramos una transición documentada, para que no se perdieran los supuestos avances trascendentales que había logrado este Bill Gates vasco.

Finalmente logre demostrar que detrás de él no había nada. Ni documentación, ni un puto programa que estuviera completo ni que arrancará siquiera fuera del entorno de desarrollo.

Solo un puñado de powerpoints muy hábiles y una cantidad tal de humo que dejaba a los Altos Hornos de Vizcaya a la altura de una fogata de gitanos.
 
Yo recuerdo con cariño una de las primeras empresas en Móstoles donde empecé como responsable de Calidad. Se dedicaba a la fabricación de envases de polietileno

Aquello era para un libro, era un submundo en si mismo

1. Inocente P. Un hombre a punto de la jubilación. Estuvo con el dueño desde el principio de los días, y los dos, espalda con espalda levantaron los primeros pilares de aquello. Este hombre, era noble, buena persona, trabajador, sólo tenía un problema, era brutérrimo. Una bestia, el dueño intentó infructuosamente subirlo de categoría de empaquetador, pero a nada que cogía una llave inglesa armaba la de San Quintin. Aunque la avería fuera apretar un tornillo, desmontaba a hostias medio cabezal y armaba unas trastadas del 15. De empaquetador tampoco es que fuera algo fiable, su vista ya no estaba para esas tareas, y las reclamaciones por bocas deformadas o envases malformados, siempre llevabas su nombre como apostilla. Tenía una rutina de LoL, el hombre tenía el pelo cano, y solía teñirselo de castaño, pero los tiempos no los tenía cogidos, así que le despedías un martes como abuelo con el pelo totalmente blanco, y le saludabas el miércoles como si fuera el Puma

2. Antonio C. Un hijo de puta vago maleante, mentirosos, asqueroso y baboso. De esas personas que no sabes porque están trabajando y le dejan hacerlo. Era jefe de turno. Toda la empresa sabía que por las noches o se echaba a dormir o se iba de putas a una glorieta cerca. Tenía un mecánico que era una fotocopia de Chiquito, como la misma pericia que Inocente, no arreglaba nada, pero este en lugar de desmontar, se quedaba una hora mirando, movía la llave y ahí podía quedarse horas. Un día el hijo del dueño y yo, quedamos en la fábrica para coger unos envases con un nuevo color para ir a un cliente, fuimos a las 5:30. Entramos, y ahí estaba Chiquito dirigiendo el cotarro. Preguntamos por el jefe de turno, Chiquito que estaba buscando colorante para la máquina X, que iba sin él, los operarios que hacía dos horas que no le habían visto. De pronto aparece una sombra andando por encimas de los palets de material virgen (Alcudia 6006), y era el desaparecido. El tío con una cara de sueño que te cagas, no se le ocurre decir que estaba haciendo inventario de los palets de material, que cree que había detectado una desviación. El dueño dijo cuántos había y dijo 30, porque los contó otra vez delante nuestra, lo que pasa es que detrás suya había otra fila igual. Menudo LoL, aquello era tragicómico. Pero salió indemne. Y lo mejor, llegó un día que él pidió la cuenta porque le contrataron en la competencia por más dinero.
 
Mikel: el mayor vendedor de humo que he visto en el mundo de la informático. De hecho no se que hacia dedicándose a eso. Hubiera sido capaz de forrarse vendiendo hielo a los esquimales.

Sin que nadie supiera por qué paso de programador malo a analista mediocre, y un día la gente se despertó con que era jefe de proyecto. Se tiraba el tiempo mandando cosas a los curritos, y no perdía ocasión en demostrar que no tenía ni puta idea de lo que estaba hablando.

Todos los proyectos se dilataban indefinidamente pero estaban "a punto" de terminarse y de ser un éxito atronador en todo el mundo. Llego a distraer a un cliente hasta dos años después de la fecha prevista de entrega a base de enseñarle "maquetas" de su programa y de prometerle poco menos que gracias a él su empresa aumentaría la productividad en un 500%

Cuando a alguien arriba al fin se le ilumino la bombilla, me contrataron a mi para reemplazarle, pero con el aviso de que hiciéramos una transición documentada, para que no se perdieran los supuestos avances trascendentales que había logrado este Bill Gates vasco.

Finalmente logre demostrar que detrás de él no había nada. Ni documentación, ni un puto programa que estuviera completo ni que arrancará siquiera fuera del entorno de desarrollo.

Solo un puñado de powerpoints muy hábiles y una cantidad tal de humo que dejaba a los Altos Hornos de Vizcaya a la altura de una fogata de gitanos.

Pues que quiere que le diga... Me parece el puto master del universo ese hombre. Como poco estuvo 2 años viviendo del cuento y puede seguir timando a otras empresas enseñandoles en su curriculum que ha sido programador, analista y jefe de proyecto durante años.

Y todo es legal :money:.
 
Yurena: Madurita muy bien conservada, cotorra nivel EXTREME, lerda, cotilla, fantasiosa, presumida y con una larva (ahora cuento la relevancia de esto).

Me tocó este ejemplar cuando llevaba el sistema de indexación, cálculo y tablas de una empresa textil.

La chica en sí misma no es que fuera desagradable pero es de aquellas personas que si preguntaras cuál era su función en la empresa nadie con certeza sabría decir a ciencia cierta su lugar dentro del organigrama, diría que debía ser como una especie de secre-florero o algo así.

La tenía frente a mí en otro PC (por qué cojones no tendremos el sistema de celdas americano) y en cuanto te sentabas empezaba el suplicio: hablaba, hablaba y luego seguía hablando, no paraba la hijaputa en ocho horas de reloj, es que ni en los putos descansos. En estas condiciones costaba horrores concentrarse en el curro como se podrán imaginar.

Y no sólo conmigo, si no que si pasaba alguien tambien lo enganchaba y lo unía... La he visto mantener cuatro conversaciones (en realidad monólogos) diferentes con cuatro personas a la vez como el que hace malabares con cuatro pelotas en el aire. Si desplegaran los nódulos cerebrales de la zona destinada al habla saldría una alfombra del tamaño de un campo de fútbol, algo digno de estudio.

Seguramente pensarán que era capaz de hablar y trabajar a la vez, pues ya les digo yo que no. Jamás la vi hacer nada mencionable y llevaba la manicura en perfecto estado, prueba irrefutable de que la cabrona no había tecleado en todo el puñetero día.

¿Sobre que hablaba? Pues sobre ella, claro... De lo maravillosa y fantástica que era su vida, de su anécdotas y sus vivencias, de los viajes que se pegaba de aquí-allá, de los increibles restaurantes donde comía y aparte de eso te cotorreaba haciendo preguntas, pero lo más LOL, es que no te dejaba responder porque tenía esta maravillosa coletilla: "Espera, espera... No me lo digas, que ya lo digo yo, que yo soy muy bruja para estas cosas"... Y seguía hablando respondiéndose sola.

Su kriptonita, que averigüé porque me lo dijo una compañera (gracias Sofía, estés donde estés), era su hijo... Cuando un día no podías más de tanto porculo le decías:

- Bueno, y tu hijo qué tal.
- Ayyyyy (melacolicamente).

Entonces se sacaba una foto de tamaño cuartilla plastificada (real, lo juro) que llevaba en el bolso de su larva de dos años y entraba en una especie de trance diciendo lo bonico que era, que lo iba a llevar a la tele para anuncios de lo guapo que es, que inteligente era que ya decía palabras y números y así se tiraba casi una hora de baboseo maternal. Seguía hablando pero como era para sí misma, pues molestaba bastante menos.

Cuando dejé el curro, me salió otro mejor, tuve secuelas durante una temporada:

- ¿Oye, estás bien? Estás mirando a los lados como buscando algo.
- No sé, trabajar así con este silencio se me hace raro, voy a poner la radio un rato.
 
Amadeo:
Chaval joven y apuesto que trabajaba en el almacén de alimentación que comentè.
Trabajó casi una decada dentro de la camará frigorifica de los congelados.En serio, aquello era como currar en Siberia a la interperie.Siempre estaba blanquisimo y cuando salia para la media hora de almuerzo, recuperaba el color humano.Nunca hablaba con nadie, todos hablaban maravillas de el.
Yo en esa epoca era un liante tela, me peleaba y amenazaba a todo el mundo, en ese trabajo ocurrio una de esas escenas que me llevaré a la tumba, yo corriendo por los pasillos y cuatro trabajadores corriendo tras de mi para apalizarme, mientras unos gritaban "!Dejadlo que lo vais a matar!" y otros decian "!Que se joda el putp crio que ya va siendo hora que le den un ostion bien dado!"

Un dia me comentaron que el caracter del chaval provenia porque habia estado educado en noseque religión muy estricta que se cimentaba en la creencia en unas tablas en las que dios escribio noseque y que se perdieron en el desierto, y a un subnormal como yo no se le ocurre nada mejor que coger (¿sabéis que había escrito coger con j? así de cateto y de subnormal soy) unos cartones y escribir con tiza " Las tablas sagradas" y entrar en la camara frigorifica al grito :
"!Amadeo, me cago en la puta, mira que me he encontrado bajo el palè de las tostarricas"!

Las miró, me miró y empezo a llorar ...

El jefe me llamó a su despacho y me dijo que yo era el peor trabajador que habia tenido en su vida y que no me iba a pasar ni una más.
 
Dónde estaba la kriptonita si la mujer seguía cascando?

Yo curro con una cuñada premium. Pepera, lesbiana, gorda como Lendoiro, fea como su puta madre, y todo le molesta. La típica que sabe de todo y a ella "nunca le pasaría".

Y va la hija de puta y por si tiene poco coge y sale madridista. No te llevará un infarto, puta vaca.
 
Cuando era adolescente, tenía 17 años en aquel entonces, mis progrenitores decidieron mandarme a trabajar con un tío del pueblo que se había marchado a trabajar hace años a un pueblo del Pirineo de Huesca, y allí había montado un par de negocios con unos ahorros, uno de ellos era una pequeña librería-papelería en la que se vendía lo típico, revistas, libros especializados en temática de montañismo, relacionados con la historia del pueblo, la comarca y tal, y luego pues material escolar, algo de oficina y luego los típicos imanes, postales y demás de recuerdo para turistas. Básicamente era un antro estrecho, angosto y bastante estresante cuando entraban más de 5 personas.

El otro negocio que tenía mi tío por aquellos lares era un bar, que llevaba junto a su mujer, mi tía, y le resultaba bastante rentable. La pequeña librería-papelería pues la tenía a cargo de un tipo que padecía algún tipo de retraso mental, era hijo de una señora que mantenía muy buena relación con mi tío y en su momento le pidió como un favor si podía buscarle un trabajillo para que se mantuviese entretenido. El personaje en cuestión era un puto gordo, siempre sudoroso, daba igual que hiciera frío o calor, con gafas de esas de culo de botella y la boca abierta por el tema de la lengua, que no le cabía. Era un asco cuando te hablaba de cerca, primero porque no vocalizaba bien y porque encima de escupía, y eso por no hablar del hedor a sobaca y a a podrido que emanaba de aquel cuerpo saturado de cromosomas.

La cuestión es que mi progenitora me envió a la montaña con este tío, y yo en principio, aunque se me dijo que se me emplearía en algún trabajillo durante aquel verano me las prometía muy felices, por cambiar de ambiente y vivir nuevas experiencias y demás. En principio, cuando se me comunicó que iba a trabajar con este engendro en la librería-papelería, se me dijo que sería en plan informal, para ir vigilándolo un poco y sin un horario fijo, luego resultó que el asunto no fue exactamente así. Al cabo de una semana terminé por hacer jornada completa, abriendo y cerrando yo, mientras el puto seboso se pasaba el día incordiándome con sus gilipolleces y ahuyentando a la gente con sus malas formas.

Los meses de julio y agosto estuve en aquel antro, y al cabo de 15 días se me hizo insoportable la compañía de este ser, que encima de tener que hacer yo su trabajo y atender a la gente, su mal olor y demás, encima era un cabrón susceptible que se cabreaba con cualquier cosa que le dijeses, pensaba que todo el mundo le odiaba y se burlaba de él a sus espaldas. Llegue a pelearme con mi tío y con mi madre, pero finalmente acabé soportando ese verano por la promesa de que se me compensaría económicamente y demás. Al final no fue exactamente así, y rompí la relación con mis tíos durante años, hasta que el asunto se olvidó.

Este personaje ha sido, de muy lejos, el peor ser con el que me he visto obligado a trabajar. Tenía que compartir un espacio muy reducido, y para colmo en pleno verano, con su hedor nauseabundo y sus razonamientos subnormales. No es que uno se matase trabajando, eso desde luego que no, pero lo hubiera preferido sin duda. Nunca más lo he vuelto a ver, no sé si murió o lo internaron en un frenopático, pero su putísima madre, en connivencia con los citados familiares, me jodió aquel verano.
 
Gemma, o Jemma, ni puta idea. Yo la bauticé como "La maikel jackson" porque se pasaba el día con mascarilla y guantes. El mote no cuajó.

Era la responsable en una biblioteca del registro y restauración de incunables, libros con varios siglos a sus espaldas algunos medievales. Usaba productos químicos y por eso la mascarilla y los guantes. Abusaba del maquillaje y llevaba el pelo muy corto, en plan lesbiana, blanco sin teñir pero siempre de punta.

Estaba absolutamente loca. La biblioteca, que era tocha y muy moderna, tenía unos ventanales que te cagas que daban a unos apacibles jardines. La tipa, con su mascarilla, sus guantes y su bata blanca de trabajo, se levantaba cuando le salía del nardo y desaparecía toda la mañana. De pronto, te la encontrabas mirando absorta por uno de esos ventanales, o en cualquier sitio dando vueltas. Había pasado por varios departamentos y finalmente la habían arrinconado allí, con los incunables de los cojones, porque ese trabajo no tenía plazos ni hostias. Para quitársela de encima.

Se obsesionó con que todos los del departamento la odiábamos y empezamos a recibir anónimos en plan "sé donde vives y te voy a hacer algo" "Te voy a matar" y rollos así. Con letras recortadas.

Ganaba más de 2.000 pavos al mes. Dinero público of course. Productividad 0. Locura 75. Y una loca manejando patrimonio histórico. España, oe, oe.
 
Macario: Manchego de la Ecspaña más profunda emigrado tardío a Catalonia, putero, alcohólico, malhablado, desdentado, violento, buscafollones, analfabeto, gafas culo-vaso llenas de mierda que ni sé como veía algo y con muy mala leche.

Este ejemplar lo conocí llevando la programación de la maquinaría de una empresa de embotelladoras de agua (era uno de los servicios externos de donde trabajaba). Esos trastos tendían al principio a desconfigurarse en esa época de cojones, ahora ya casi que no es así, y en mis funciones tenía que llevar el cotejo de entrada/salida para calcular la cantidad de perdida que se producía hasta situarla en el margen correcto/aceptable.

Para el tema de entrada no había problema, ya que era practicamente automático, pero el tema de salida era otro cantar completamente distinto porque tenía que hacer rellenar fichas a los embotelladores y ahí estaba el hijoputa del Macario.

Con la mayoría de embotelladores no tuve el menor problema, si acaso repetir un par de veces las cosas.

Pero ese cabrón cuando le llevé las fichas, le di los buenos días y le dije lo que tenía que hacer: pues su primera reacción fue mirarme como si hubiera matado ritualmente a toda su familia, para acto seguido llamarme con su alientazo a alcoholazo de hijoputa parriba, que quién cojones era y que afuera me esperaba para abrirme como un boquerón mientras se palpaba el bolsillo derecho (sí, llevaba navaja).

Como se pueden imaginar me quedé de pasta boniato, entonces vino al rescate el jefe que vió el percal desde el ventanal del despacho y se lo llevó para afuera entre "vamos, vamos" mientras el Macario no dejaba de decirme de todo y hacerme gestos de cortame el pescuezo.

Entonces el jefe me explicó la historia: que era un primo que se había traído del pueblo de sus padres porque allí estaba amenazado por líos que tuvo, que no estaba bien, que no me acercara a él, que la ficha ya la haría él mismo y que mil perdones.

Con más confianza me fueron comentando el resto de trabajadores su way of life:

- Dormía (con el mismo mono con el que trabajaba) en una especie de chamizo de mierda, andaba cada día tres kilómetros para ir al curro (cuando iba), le tenían vetado en todos los puticlubs porque la montaba con putas y seguratas pero de ir la policía y todo, así que se iba de putas poligoneras (donde por lo visto las montaba peores), no podía entrar en ningún bar por razones que se podrán imaginar, así que iba a los supers a pillarse su alcoholazo y por el pueblo montaba sus buenas perfomances por las calles (de cagarse y mearse donde le rotaba, insultar a todo Dios, sacarle la chorra a las niñas), etc...

No sé como acabaría la historia (porque el control sólo duró un poco más de un par de semanas) pero bien, seguro que no.
 
En principio, cuando se me comunicó que iba a trabajar con este engendro en la librería-papelería, se me dijo que sería en plan informal, para ir vigilándolo un poco y sin un horario fijo, luego resultó que el asunto no fue exactamente así. Al cabo de una semana terminé por hacer jornada completa, abriendo y cerrando yo, mientras el puto seboso se pasaba el día incordiándome con sus gilipolleces y ahuyentando a la gente con sus malas formas.

A mí me hicieron una parecida en el último curro que he tenido, lo que me lleva al personaje en sí mismo.
Este era peor que el tuyo porque encima era mi jefe y sabía lo que hacía. Llamémoslo Joaquín, porque es nombre de psicópata. Esto era también en comercio, pero al ser gran superficie conllevaba comerte de forma periódica un montón de lavados de cerebro corporativos con muchos términos en inglés que no significan nada y hacer meriendacenas y dar la vida por cinco pavos la hora.

Joaquín, que era el encargado, me dijo en la entrevista (que duró dos horas, para un puto curro de estudiante) que se adaptaban a mis necesidades, que si yo estudiaba por la mañana iba por la tarde de tal a tal y prou. Me contó el organigrama pero me advirtió de que, ojo, aunque hubiera jefes ellos eran una empresa liberada y que buscaban gente proactiva, que participase, que la empresa también era mía, que a los no sé cuántos meses me iban a dar acciones. Proactividad por arriba, dinamismo por abajo, sinergias por aquí, pasión por allá. Debí de dar el pego intentando poner cara de que sí, que yo también me lo creía, que fale, porque me cogieron.
Total, que llego el primer día, me dan el cuadro y tengo mañanas, jornadas de ocho horas, y las horas de entrada y salida de cada día son de su padre y de su madre. Y bueno, ahora que es temporada fuerte igual hay que apretar un poquito más, jij. Pero alégrate, que te he puesto más horas y cobrarás más. Además, para cualquier cosa que necesites, ya sabes que estoy a tu disposición. ¡Pasión!

Ya que estaba ahí, pues ahí seguí. La primera semana fue bien. La segunda, me empezó a dejar sola con montones de cajas que descargar y colocar (a la vez que recibía a clientes tocahuevos) sin calzado de seguridad ni escaleras ni pollas, ahí se te caiga encima y te mueras. A partir de la tercera empecé a descubrir al personaje más cínico con el que he tenido la desgracia de trabajar en la vida. Trabajar yo, porque él tenía reuniones (sí, y a una novia en la oficina de personal), que cuadrar cosas en el ordenador (a la hora del café) y cierres. Eso sí, de cuando en cuando se pasaba a reírse de mi puta cara canturreando venga que hoy llegamos al +X de ventas, ¡aprieta un poco más! ¡Confío en ti!
Cuando venía el director, un tipo de esos con muchas tragaderas y pocas luces que hace triatlón y es carne de coaches, el colega se sabía el libro de cultura de empresa de arriba abajo, se mimetizaba, era la perfecta rata del capital, siempre haciendo méritos a ver si lo llevaban a dirigir una tienda nueva, pero a la que se daba la vuelta ya se había ido a zampar al cuarto de la fotocopiadora, dejándome a mí con una mano delante y otra detrás en hora punta y siempre con el recuerda no dejar a tus compañeros vendidos ante un pico de clientesss cuando se aproximaba la hora de mi descanso. Junto con el hecho de que día sí y día también me estuviese bombardeando el guasá eso es lo que más me daba por culo de él, la pasivoagresividad: en un magistral ejercicio de management daba todas las órdenes camufladas como preguntas. ¿No te irás ya, no? a la hora de largarme (cualquiera que fuese en ese pifostio de cuadrante) ¿Ibas a poner tal y tal, verdad? (cuando tal y tal son las dos tareas más ingratas del trabajo y son necesarias al menos tres personas)
Y los comentarios después de una movida muy chunga que tuve algo antes de pirarme por patas, que a poco me costó la espalda: Ya me han contado ya, jij, ¡qué bien te lo pasas! Y qué hostia tienes y qué jauto que eres, pedazo de anormal.

Un día, poco antes de los exámenes, no me pude levantar de la cama. Cuando le llamé ni siquiera preguntó por mí, me recordó que le llevase la baja antes de 24 horas y colgó. Y ahí empecé a pensar que vaya pérdida de tiempo y salud más gratuita. Al día siguiente le llevé la baja, sí, pero la baja voluntaria. Ni siquiera se la di a él, porque estaba escaqueándose. Al rato me llama y me pregunta Pero te vas a quedar hasta que encontremos a alguien, ¿no? Le dije que obviamente no y colgué. Y de paso les mandé una inspección de trabajo. Haciendo hamijos.

Lo mejor de todo es que, semanas después, me he enterado de puta casualidad de que el colega es nieto e hijo de conocidos anarquistas. :face:
 
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