Aurelio C.J
Bueno, después de la empresa plásticos de LoL. Me metí en el mundo de la consultoría, como consultor de ISO 9000:2000. Entré en una consultora relativamente pequeña a intentar labrarme un futuro mejor que gastar tiempo y energías en una fábrica de infraseres de LoL que extrusionaban polietileno. Al principio entré como comemocos, como el chavalín que no tiene ni puta idea, en fin los clichés del negao de siempre.
El negao de siempre era un tal Aurelio. Un tipo gordo, con una panza descomunal, que comía y bebía como sin freno, charlatán y pretencioso hasta límites inimaginables. Este iba a ser mi maestro jedi. Un gordo que creía que la ISO le tenía que dar gracias por existir.
En fin, dos meses, yo de comparsilla con él, y viendo su modus operandi en las empresas que nos habían contratado como consultores externos para ayudarles o bien a implantar la ISO, o bien a mantener el sistema, aquello apestaba. El hijo de puta era un charlatán, no se preocupaba por nada, en la mayoría de los registros cuando rascabas estaban desactualizados, las calibraciones con los periodos de calibración confundidos, cuando le preguntaban con alguna carga de profundidad, soltaba una diatriba que no tenía nada que ver con lo que le habían preguntado, en fin, un pufo enorme. Pues bien, sus excesos le pasaron factura y casi cae muñeco de un trallazo a la patata.
Obviamente, la baja iba a ser prolongada y no tenía fecha. Y yo tuve que asumir sus "proyectos"
La primera una empresa de packaging en Pinto, que tenía como 8 instalaciones más de producción a lo largo de la geografía española, y dos in-house, una modalidad que personal de la empresa trabaja en casa del cliente, aportando la gestión del packaging, su preparación para el envasado y el know-how para ser lo más eficientes posible.
Pues nada, voy allí, porque en tres meses pasaban la auditoria con Aenor, y aquello era una cochambrera. El jefe de calidad era un técnico, muy bueno, con un conocimiento muy profundo de los ensayos y los procedimientos para llevarlos a cabo, pero a nivel de gestión, nada. El Aurelio llevaba 3 años campando por allí. En la primera auditoría que les hice, poco más el resultado daba como podían estar certificados. Y esto llegó al gerente de la empresa de Pinto
Un día me llama el dueño de la consultora que deje lo que esté haciendo, y me presente corriendo en las oficinas. Cuando llego el tío blanco, con cara de querer matarme y me lleva en volandas hasta su despacho y se pone a marcar un número, el del gerente de Pinto.
Se pone al aparato un tipo con un marcadísimo acento catalán. Y suelta:
- Estoy hasta los huevos de vosotros. Qué puta mierda es esta qué ahora estamos que no pasamos la auditoría. José ( el dueño de la consultora) como me quiten la ISO te pego una patada en los huevos que no te conoce ni tu madre. No me jodas....
- Pera (Pedro en catalán, el gerente) aquí esta el consultor, es nuevo, ya sabes que Aurelio está muy enfermo, te va a explicar él como vamos a solucionar este entuerto.
Es de esas veces que te sientes enormemente orgulloso de ti. Aplaque al catalán, tranquilice a mi jefe, y conseguí que ambos me dieran carta blanca para hacer y deshacer, siempre con la vista en auditoría, donde se jugaba mi futuro. Durante esos meses trabajaba hasta los domingos, en la oficina que estaba en Bravo Murillo. Viajé como nunca hasta la fecha, conduciendo un Corsita de alquiler para ir a las otras plantas, cada una en una punta de España, incluso me invitaron a una planta suya en Alemania
Obviamente con seriedad, criterio y ganas de trabajar, la auditoría se pasó sin el menor problema, sin ninguna No conformidad, además que yo era de batirme el cobre con los auditores, peleando si iban a poner una No conformidad, por una interpretación excesiva o subjetiva de la norma, como los endiosados de Aenor suelen hacer.
En esto que llegaba la renovación del contrato con esta empresa y quedamos a comer con el Pera, que por cierto no conocía porque siempre estaba de viaje.
Llegamos, nos sentamos. El tipo era alto, trajeado, se le veía cierta aristocracia en el porte, nos saludamos y rompiendo el hielo mi jefe
-Pera, ya sabes llega la hora de renovar, ha salido todo muy bien.....(le cortó el Pera)
- Cabronazo!! Qué suerte has tenido!! Ya me han dicho lo que ha hecho este fiera (señalándome a mí). No te preocupes por la renovación, mientras este chico sea el que venga. Al gordo, cómo se llamaba (Aurelio soltó mi jefe), si el Aurelio ese, lo mandas a tomar por culo, no quiero verlo ni saludar en la puerta. Sólo sabe comer y hablar, hablar y comer.
Así comimos, el catalán nos contó sus andanzas. Por cierto, me tiró más de tres veces que me fuera con él como responsable de calidad del grupo en España. Mala elección por parte mía que opté por quedarme en la consultora, que al final cerró.
Cuando llegó, el Aurelio, casi un año de baja, con tropecientos kilos menos, que parecía que se había enfrentado a Célula, este quiso tomar sus dominios, el tío diciéndome si le había hecho la cama, yo le dije que no me tocara los cojones, que las quejas al maestro armero, el dueño
No sé lo que le dijo el otro, pero bajó como si hubiera visto a la santa compaña, sin decir ni mu, y con la mirada en el suelo.
Se dio de baja indefinida 6 meses más tarde, por depresión.