Este sargento de los marines, que sufrió horribles quemaduras y mutilaciones durante su segundo destino en Irak, se ha convertido en una especie de símbolo de esperanza y heroísmo para los veteranos que han dejado pedazos de sus cuerpos en el campo de batalla. La historia de Ziegel está llamando la atención no sólo por haber logrado burlar a la muerte tras un maratón de hospital e intervenciones quirúrgicas. Su desgracia se ha visto contenida por el ímpetu de rehacer su vida, volver a casa y casarse con su novia.
Contra todo pronóstico, Ziegel (24 años) y su prometida Renee (21) contrajeron matrimonio el pasado octubre en su hogar de Metamora, Illinois, una pequeña comunidad agrícola del Medio Oeste. Sus vecinos y amigos le conocen de sobra como para no mirarle más de la cuenta a la cara y hacerle sentir incómodo. Aunque, cuando sale de su pueblo, no puede evitar miradas de asombro inicial y posterior pena aterrada. Pero el sargento Ziegel insiste en «dar a la gente el beneficio de la duda, ya que, si yo fuera ellos, también me quedaría mirándome».
Su calvario médico está todavía bastante lejos de haber terminado. El sargento Ziegel tiene un cráneo de plástico, y parte del suyo propio se encuentra incrustada en su cintura, de donde tendrá que ser extraída en otra futura operación. Pero sin prisa. Su prioridad es recobrar la visión en su ojo dañado. Todavía no se ha decidido a reconstruirse la nariz o las orejas, procedimientos que requiere demasiados implantes de piel. Y sólo conserva dos dedos de una mano.
Entre dolores esporádicos, para los que no consume nada más que aspirinas, Ziegel vive de su pensión de invalidez y se abstiene de criticar la guerra que tanto le ha costado. Ahora, su gran ilusión es tener hijos. Familia y humor, dice, son las muletas que le ayudan a llevar su vida, cambiada para siempre por un terrorista suicida durante una patrulla en un frecuentado cruce de la frontera de Irak con Siria.
Tomado de un periódico
La verdad que acojona e impresiona mucho!!!!
Contra todo pronóstico, Ziegel (24 años) y su prometida Renee (21) contrajeron matrimonio el pasado octubre en su hogar de Metamora, Illinois, una pequeña comunidad agrícola del Medio Oeste. Sus vecinos y amigos le conocen de sobra como para no mirarle más de la cuenta a la cara y hacerle sentir incómodo. Aunque, cuando sale de su pueblo, no puede evitar miradas de asombro inicial y posterior pena aterrada. Pero el sargento Ziegel insiste en «dar a la gente el beneficio de la duda, ya que, si yo fuera ellos, también me quedaría mirándome».
Su calvario médico está todavía bastante lejos de haber terminado. El sargento Ziegel tiene un cráneo de plástico, y parte del suyo propio se encuentra incrustada en su cintura, de donde tendrá que ser extraída en otra futura operación. Pero sin prisa. Su prioridad es recobrar la visión en su ojo dañado. Todavía no se ha decidido a reconstruirse la nariz o las orejas, procedimientos que requiere demasiados implantes de piel. Y sólo conserva dos dedos de una mano.
Entre dolores esporádicos, para los que no consume nada más que aspirinas, Ziegel vive de su pensión de invalidez y se abstiene de criticar la guerra que tanto le ha costado. Ahora, su gran ilusión es tener hijos. Familia y humor, dice, son las muletas que le ayudan a llevar su vida, cambiada para siempre por un terrorista suicida durante una patrulla en un frecuentado cruce de la frontera de Irak con Siria.
Tomado de un periódico
La verdad que acojona e impresiona mucho!!!!