Juvenal
Clásico
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- 23 Ago 2004
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John Stuart Mill rebuznó:Ask yourself whether you are happy and you cease to be so.
En 1888 Villiers de l'Isle Adam escribió El tormento de la esperanza, narraba la fuga de un contumaz rabino aragonés de las mazmorras inquisitoriales. Antes de alcanzar la salida era capturado y se daba cuenta amargamente de que la huída había sido permitida desde el principio por los dominicos.
subirse por las paredes
Tu mente dirá que no comas y pasarás días sin necesidad de probar bocado. Tu mente dirá que no tienes sueño y pasarás las noches insomne, listo para saltar como un resorte. A pesar de que no duermas más de dos o tres horas a la semana, te encontrarás despierto y sin rastro de fatiga. Te moverás a la velocidad del rayo, como uno de esos secundarios en novelas de Gibson a los que les implantan mal el potenciador y se mueven por el mundo a cámara rápida. El resto, ellos, van lentos, muy lentos. No duermes, estás fresco como una rosa. Las horas pasan, no te das cuenta. De hecho has perdido la noción del tiempo.
Admiras el poder que tiene el alma sobre el cuerpo, el músculo es vil esclavo del espíritu.
Pero el cuerpo se ríe de ti, de ti que crees firmemente en el poder de la mente sobre la materia porque en algún rincón de él la recaptación de la serotonina se ha ido a tomar por culo.
Ahora él es quien se burla, tu mente tan orgullosa se da cuenta de que en realidad está encadenada a cualquier sustancia extraña acabada en -ina. No te preocupes, la vieja Lilly se ocupará de todo.
Solo hay tres maneras de quitar esta ponzoña que corroe:
Aullar desnudo en lo alto de la montaña...
Coger un AK-47 y entrar en el McDonald's más próximo...
Hay que elegir la que se tiene más a mano, y seguir esperando...