¿Lehendakari gracias a Rosa Díez?
IÑAKI ANASAGASTI.-
Suele ser normal, cortés y civilizado que el candidato perdedor de unas elecciones llame la noche electoral al candidato ganador de las mismas. Lo normal en Estados Unidos, lo normal en Francia, lo normal en Italia. Pero no lo normal en Euskadi. López se ve lehendakari con los votos del PP, el odiado PP en España, y de la Sra. Díez, lo más parecido a la extrema derecha en el espectro parlamentario y deja la cortesía parlamentaria para más adelante.
Lo curioso es que encima diga que se ha acabado el tiempo de los frentismos. ¿Qué otra cosa sino frentismo españolista es lo que pretende hacer desconociendo que no ha ganado las elecciones?
Aquí, tras las elecciones del domingo hay siete cuestiones indiscutibles.
La primera es que Ibarretxe y el PNV, con una magnifica campaña, han ganado las elecciones.
La segunda, es que Patxi López, y el PSE, han quedado en segundo lugar a seis escaños y a más de noventa mil votos.
La tercera es que un sistema parlamentario permite la suma de peras con manzanas y con uvas, pero si los pactos son antinatura, por ejemplo unir el aceite con el agua, y se traiciona lo que desea mayoritariamente la sociedad, eso es pan para hoy, buen pan, pero hambre para mañana, mucha hambre.
La cuarta es que el Sr. López solo puede ser lehendakari hoy con el apoyo del PP y del partido de la Sra. Díez, la que pide que Euskadi pague dos mil millones más de euros de Cupo al Estado. Por muchas ganas que se tengan de llegar a Ajuria Enea. ¿Uncir en Euskadi la victoria del PP en Galicia? ¿Reforzar la figura de Mariano Rajoy? ¿Enajenarse Zapatero el apoyo del Grupo Vasco y del Catalán en las Cortes Generales en todas las iniciativas parlamentarias y perder todas las votaciones? En cada Pleno el PSOE puede perder hasta cinco votaciones, incluso recusaciones de ministros. Esto como se ve tiene un costo, un gran costo. Y mucho más en vísperas de la presidencia semestral de la Unión Europea.
La quinta es la demostración de Pla, que lo más parecido a un español de derechas es un español de izquierdas. El odio al nacionalismo vasco, sí, el odio, justifica cualquier tipo de medio. Lo que no es posible en Madrid, es posible en Euskadi. No hay más ideología que forzar la realidad y «desalojar», al PNV de las instituciones vascas aun habiendo ganado limpiamente las elecciones. Se puede hacer, pero esto tendrá lógicamente un gran costo. No se puede decir como dijo Patxi López la noche del domingo que se sentía legitimado para ser lehendakari, pues acababa de perder las elecciones. O ¿hablaba en nombre del PP, del PSE y del partido de la Sra. Díez?
La sexta es que el PNV tenía razón cuando en toda la campaña alertó sobre las verdaderas intenciones del Sr. López, que ocultó culposamente ante un electorado al que engañó con su silencio. Se nos acusó de alarmistas. Ahí están los hechos.
La séptima es el resultado de EA, que en uso de su legítimo derecho decidió comparecer sola en estas elecciones y perdió seis escaños, no salió elegido su candidato y ha propiciado esta posibilidad de lehendakari frentista en Euskadi.
Finalmente decir que no se puede esgrimir el discurso del diálogo, el entendimiento y de la construcción de un país entre todos, desconociendo que no se han ganado las elecciones y propiciando un frentismo españolista que nada que tiene que ver con el discurso transversal de una campaña que ha resultado más mentirosa que lo decentemente admisible.
Pero, al parecer, todo es posible en esta Euskadi en la que el fin sigue justificando los medios. Unos con la lucha armada, otros, en el otro extremo, aunque democráticamente, pero desconociendo unos limpios resultados y haciendo pactos antinatura que rompen los equilibrios de este país, después de desalojar a una fuerza del Parlamento vasco.
Finalmente: el PNV e Ibarretxe han ganado las elecciones.