Yo nunca me he planteado siquiera tener críos, conociéndome como me conozco, nunca he creído que fuese una buena idea y siempre he creído que hacía mejor no teniéndolos. Lo más seguro es que la madre fuese una furcia comebolsas, que lo más valioso que le hubiese enseñado al niño o a la niña habría sido a subir el volumen de la tiví cuando saliese Susana Griso, o a aprovechar las ofertas del supermercado cochambroso de la esquina. Yo, a su vez, le hubiese puesto los cuernos a la puta de su madre en cuanta ocasión se me presentase, y hubiese atendido poco y mal al crío a la mínima que se pusiese a dar por culo.
Si, digamos, que doy con una madre en condiciones, esta me hubiese dejado a la velocidad del raio al comprobar (en el caso de que no se hubiese dado cuenta aún) de qué pasta estoy hecho. Se hubiese llevado a nuestros hijos con ella y yo no hubiera podido reprocharle un carajo, en todo caso aplaudirle y agradecérselo por el bien de los infantes.
Hoy, con 45 tacos, dudo mucho que vaya a ser padre jamás. Primero porque sigo siendo el mismo bandarra de siempre o peor, segundo porque cada vez me vuelvo más perezoso y lo único que me importa es el Foro, no perder el curro y tener marihuana en el bote, a todo lo demás le pueden ir dando en mayor o en menor medida.
Además, me da en la tocha que el día del Ban, seré baneado de una manera relativamente rápida o quizás hasta fulminante; es decir, siento que no habrá tiempo para que esos hijos me cuiden y me acompañen en esos últimos años de decadencia, por lo tanto no los necesitaré (esto lo digo por los que tienen descendencia sólo por invertir en su futuro a modo de cuidados y tal).
Me veo palmando de una o tras pasar por el hospital durante una temporada entre corta y media, con cuatro o cinco esperpentos del Parque Amatis entrando y saliendo del Virgen del Rocío para traerme porros, mirando lascivamente a las enfermeras y entrándoles para follárselas en los offices.