Nadie está a salvo de un atentado, tampoco Rusia. La diferencia está en la frecuencia con que se producen, muy frecuentes en la Europa mojigata, buenista, estúpida y atolondrada, y menos en suelo ruso. El último en suelo ruso fue en el metro de Moscú en 2010, con 38 muertos. Más reciente, el avión de pasajeros ese que volaron en Egipto.
Y también es diferente la respuesta: mientras que en la Europa agilipollada, la consigna es no hacer nada, pero nada (son cosas que pasan, hay que aconstumbrarse, tertualiano de La sexta style) y al mismo tiempo asegurarse de que nadie diga o haga nada contra los moros, en Rusia no se andan con muchas tonterías, ni con canciones, velas o globos, sino que harán lo posible para acabar de raíz con el mal, como ya están haciendo. Sin concesiones, sin matices y sin medias tintas, y diciendo las cosas como son.
Eso, en nuestra Europa del 'flower power' es impensable, nos hagan lo que nos hagan. Ya sabéis, velas, flores, canciones, palomas de la paz después de cada masacre, y nada más. Y a ser posible, traer más refugiados al país, que hay pocos.
Buenas tardes.