Cuando estuve en Estambul llegué de noche, así que del aeropuerto fui al hotel directamente. Al día siguiente me levanté por la mañana y me fui a ver Santa Sofía. Al salir a la calle todo el mundo era malencarao, tenía cara de morochungo o de carterista, por no hablar de los que iban un poco más arreglaos, que parecían todos ellos traficantes de droga. Joder, si me dio hasta acojone estar rodeado de tanta gente así, hasta que reparé que, qué coño... ¡eran turcos! Tienen esa cara de carteristas todos.