Yo no me enganché jamás.
Y eso que es golosa. Entiendo esa sensación que te invade, pero a la vez a mi me daba mucho miedo. Me la metía y me daba miedo todo el efecto, lo subido que iba, el corazón a mil una vez estás en la cama...
Eso hacía primero que no tomara más y segundo que nunca fuera consumidor habitual y tercero que con unos 25 años me metiera la última y en estos 15 años es que ni me plantee meterme ni una punta.
Y ya suerte tengo porque con el carácter que yo tengo creo que es un carácter apropiado para engancharme a eso. Pero no. Siempre me intimidó mucho esa cosa.