Slk
Extremadamente Imbécil
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- 27 Feb 2008
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Yo no he estado enganchado nunca, jamás.
La probé con 16 y la última vez con unos 26.
En esos diez años nunca me enganché. La vez que más pues cuatro veces al mes, pero ni de coña era lo habitual. También podía tirarme seis meses sin probarla. Todo relativamente superficial.
Pero lo que recuerdo era LA SENSACIÓN DE CULPABILIDAD.
Esa sensación que de por sí con el bajón florecía, pero que con comentarios ajenos se revolucionaba y me jodía sobre manera.
Recuerdo dos.
Una cuando en la hora de descanso que nos daban en una discoteca fui a pillar para mí y mi compañero de curro, trabajábamos de camareros.
El taxista durante el trayecto, muy serio, en plan padre broncas me dijo:
- Y cuánto has pagado por ESA MIERDA?
El "ESA MIERDA" venía con mucho drama, sermón, seriedad. Estaba pronunciado para hacerme bajar del taxi y llamar a Proyecto Onvre.
La segunda fue en un lavabo de una discoteca, esta vez yo era cliente, y apareció un turista gringo, que ya sabéis cómo son esa gente de polarizados. Allí el que es yonki es un politoxicomano insuperable, y el que es un puritano rechaza a un simple fumador de tabaco como si este fuera un apestado.
El tipo se me puso a hablar tope de "necesitas ayuda, chico", y todo el discurso ese de serie juvenil, que siempre hay uno de los protas que se mete droga y siempre aparece el adulto centrado y responsable que se sienta y suelta un discurso de lágrimas que acaba con un abrazo tremendamente efusivo y con el farlopero acudiendo a la clínica de desintoxicación.
La probé con 16 y la última vez con unos 26.
En esos diez años nunca me enganché. La vez que más pues cuatro veces al mes, pero ni de coña era lo habitual. También podía tirarme seis meses sin probarla. Todo relativamente superficial.
Pero lo que recuerdo era LA SENSACIÓN DE CULPABILIDAD.
Esa sensación que de por sí con el bajón florecía, pero que con comentarios ajenos se revolucionaba y me jodía sobre manera.
Recuerdo dos.
Una cuando en la hora de descanso que nos daban en una discoteca fui a pillar para mí y mi compañero de curro, trabajábamos de camareros.
El taxista durante el trayecto, muy serio, en plan padre broncas me dijo:
- Y cuánto has pagado por ESA MIERDA?
El "ESA MIERDA" venía con mucho drama, sermón, seriedad. Estaba pronunciado para hacerme bajar del taxi y llamar a Proyecto Onvre.
La segunda fue en un lavabo de una discoteca, esta vez yo era cliente, y apareció un turista gringo, que ya sabéis cómo son esa gente de polarizados. Allí el que es yonki es un politoxicomano insuperable, y el que es un puritano rechaza a un simple fumador de tabaco como si este fuera un apestado.
El tipo se me puso a hablar tope de "necesitas ayuda, chico", y todo el discurso ese de serie juvenil, que siempre hay uno de los protas que se mete droga y siempre aparece el adulto centrado y responsable que se sienta y suelta un discurso de lágrimas que acaba con un abrazo tremendamente efusivo y con el farlopero acudiendo a la clínica de desintoxicación.
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