¿Y cómo se construye una casa gratis y llegan hasta ella servicios y suministros gratis y tienes agua y comida a diario gratis, sin que nadie pague por ello ni en tiempo ni en dinero ni en esfuerzo?
Esa es la pregunta número 1 que cualquiera se hace cuando le dicen que hay que producir por el bien de la humanidad, y es lógico que te la hagas.
En todo el proceso de fabricación y reparto de bienes colabora un número inmenso de actores. Si coges cualquiera de esos actores y te preguntas como va a hacer la parte que le toca en el proceso sin pagar por los materiales que necesita, ni recibir compensación por su tiempo y su trabajo, efectivamente es un sinsentido.
Pero esa forma de plantearlo es parcial y limitada, por eso no tiene sentido.
Para que se llegue al punto en el que las cosas y los servicios se produzcan por y para la humanidad y no por el beneficio de venderlas, tiene que llegarse a un sistema en que TODOS los actores reciban lo que necesitan para su bienestar a cambio de lo que aporten a la cadena productiva. Por supuesto el tiempo y el trabajo siempre van a ser necesarios, pero incluso estas dos variables se pueden reducir en el futuro, cuando existan fuentes de energía tan baratas e ilimitadas, y herramientas alimentadas por esa energía tan eficientes (e incluso autónomas), que construir y distribuir cosas tengan un coste irrelevante; pero el verdadero cambio que puede posibilitar esta realidad, no es el cambio tecnológico, sino el cambio de conciencia, el cambio moral.
Para que esto se haga realidad, TODOS los actores de la cadena productiva, tienen que cambiar su conciencia y su manera de ver la sociedad, y proveer a los demás actores con el convencimiento de que estos les proveeran a ellos a su vez; es necesario renunciar al beneficio económico como fin último, y adoptar el bienestar de TODOS los actores como fin último. Si este cambio de moral, de conciencia, se produce, cuando la tecnología esté ahí (y estará), es realmente posible que la humanidad se sostenga a sí misma.
Pero observemos la dificultad, que es modificar la naturaleza humana, eliminar el egoísmo y la codicia, y las causas que los motivan, que son muchas veces la necesidad interna de lograr y mantener un estatus superior a los demás. Es el egoísmo, que se basa en ignorar el bienestar de la humanidad en su conjunto, y preocuparse solo por el de uno mismo, es dicho egoísmo lo que ha hecho fracasar todos los sistemas económicos, porque el sistema económico debe de estar al servicio del bienestar de la humanidad, no debe actuar como un sistema estanco separado de la sociedad; cuando los actores pierden de vista dicho objetivo, todos los sistemas económicos generan desigualdad, que es lo que ha pasado con el comunismo y también con el capitalismo (puesto que el capitalismo utópico en el que todos los actores tenían la misma capacidad de progresar, se ha visto destruído por el capitalismo egoísta, en el que los que han progresado sabotean el sistema para que los nuevos actores no progresen: monopolios, fortunas heredadas, patadas a la escalera de la movilidad social, etc).
Entonces este cambio de conciencia tiene que darse, y no creo que ni esta generación ni la siguiente lo veamos, pero creo que una serie de experimentos, de esfuerzos, serán necesarios para irlo precipitando poco a poco, hasta que se haga evidente para todos que ese es el camino para el progreso conjunto de la humanidad (porque el progreso no conjunto de la humanidad solo va a llevar a desigualdad y a conflictos que nunca se resolverán). Estos intentos de implementar una renta universal para romper la baraja del capitalismo son necesarios aunque fracasen, porque cada uno de ellos es otra gota que irá precipitando, dentro de un par de siglos, la conclusión inevitable.