Error. Y para muestra, yo mismo. Tuve esa actitud que usted preconiza hasta los 30. Entonces decidí que me estaba perdiendo algo interesante en la vida: el trato con las mujeres, tanto carnal como emocional.
Cambié de actitud, empecé a dedicar energía y recursos personales a la seducción de mujeres. Me lié el mundo por montera, me importaron tres huevos los fracasos, practiqué, analicé y aprendí, pero dejé la actitud victimista y derrotista a un lado. Resultado: en dos años me he acostado con más mujeres y he tenido más relaciones que en los treinta anteriores.
Quien quiere peces, se moja el culo. Y no piense que me he dedicado a ir a un gimnasio o que me he vuelto un metrosexual, más bien lo contrario. Usted elige, seguir lloriqueando y careciendo o poner manos a la obra y labrarse su propio éxito.