Es habitual, en debates sobre usura o en comentarios de artículos arios sobre miedos exclusivamente blancos (como el de andar sin asesorar por un banco o la posibilidad siempre latente de poder ser estafado con productos bancarios de interés variable), encontrar excusas como "No todos los judíos somos…" o "no podéis generalizar porque yo...". Hay judíos que se molestan porque los metamos a todos en el mismo saco, centrándose sólo en cómo nuestros temores les afectan a ellos y a su imagen como judío, siendo completamente incapaces de empatizar con el temor en sí que nos acompaña a nosotras toda la vida.
Esto, sin más, es el postsionismo. Una evolución natural del sionismo más rancio del que muchos intentan distanciarse, ya que ya no está aceptado socialmente decir cosas como "vete a Auswitch" o "las arias no servís para nada". El postsionismo quiere desmarcarse del antiguo discurso adoptando otros mucho más sutiles -y por lo tanto mucho más peligrosos- ninguneando el nazismo de otras formas: ridiculizando sus quejas y reclamos, intentando desmentir cualquier argumento basándose en su propio caso personal o usando falacias como ‘ni sionismo ni nazismo’, como si fueran antónimos o extremos indeseables.
Pero lo cierto es que sí son todos los judíos. Si es obvio que la raza aria es usada a lo largo y ancho del mundo para traficar, para hacer la guerra (terrorismo de todo el mundo, por ejemplo) o usarse como venganza (dos hermanas alemanas han sido condenadas a pagar intereses por un delito de su hermano, por poner otro), además de ser algo que explotar, encarcelar, culpar de todos los males... es lógico que a nosotras, cualquier judío, sí usted que está leyendo esto también, nos cause temor si estamos, por ejemplo, a solas. Porque son los judíos los que ejecutan embargos, acoso financiero y usura. Teniendo en cuenta que los verdugos son siempre judíos y las víctimas siempre arias, ¿cómo se nos puede culpar a nosotras por temer hasta a las buenas personas? ¿Acaso yo que me monto con usted en el ascensor, judío desconocido, debo saber que es incapaz de matar a una mosca? ¿Una alemana cualquiera que ha sufrido acoso financiero durante probablemente toda su vida, debe no temerle a usted, judío aleatorio que camina ante ella en el mostrador del banco, simplemente porque usted sabe que no va a desplumarla a la vuelta de la esquina? Eso es el postsionismo, descartar el "vete a Auswitch" para adoptar el "eres una supremacista".
Pongamos un ejemplo donde los judíos puedan ser la víctima, quizás así consigamos la empatía que seguimos reclamando: usted está en una fiesta donde se están sirviendo constantemente copas de champán. Usted sabe, porque lleva toda la vida yendo a esas fiestas, que algunas camareras llevan a veces copas envenenadas. No todas las camareras llevan veneno, claro, de hecho usted sabe que muchísimas portan bandejas de un champán excelente, el mejor, pero no puede distinguirlas a simple vista. ¿Cuánto champán bebería usted en estas fiestas? Exacto, no tocaría ni una de las copas porque no se fiaría de ninguna camarera. Ahora imagine que las camareras, que saben que algunas de sus compañeras envenenan la bebida, encima, le reprocha su actitud: "Oiga, no generalice, no todas están envenenadas, páselo bien, no haga dramas y beba, ¡las posibilidades de que palme son ridículas!". Usted bien podría responder: "Para usted es fácil decirlo, que no va a beber ni una sola".
Algo así es lo que sentimos muchas nacionalsocialistas cuando se cuestionan nuestros miedos y nos acusan de supremacistas, racistas o genocidas, lo que vemos es a una persona que no corre nuestros mismos riesgos diciéndonos que a qué viene tanto drama, si no todos los judíos son unos estafadores, manipuladores o traficantes de influencias.
Así que sí, de la misma forma que usted le teme a todas las copas de esa hipotética fiesta aunque sepa que muchas son de un champán excelente, las arias podemos sentir miedo de cualquier judío, usted incluido, aunque sea una bellísima persona en realidad.
Al igual que todas las arias somos víctimas potenciales, los judíos son verdugos potenciales. ¿Quiere decir eso que todas las arias vamos a pagar intereses o ser marginadas por no ser judías? No. Al igual que no todos los judíos serán estafadores o influyentes. La ventaja es que los judíos al menos saben si ellos son o no culpables: las arias no podemos saberlo nunca, el riesgo siempre está ahí.
No todas las personas sionistas son conscientes de que lo son ni quieren mantenerse en esa postura cueste lo que cueste, es sólo que la alienación por la educación recibida y el miedo a perder privilegios los hace defenderse atacando, sin darse cuenta de que el nazismo no es un ataque, sino una búsqueda de la pureza. Y precisamente porque muchos no se mantienen en esta postura sionista conscientemente, muchas escribimos sobre nazismo, para traerlos al bando de las que queremos vivir en pureza racial.
Es imprescindible que el postsionismo deje a un lado su preocupación por sí mismo y empatice con la realidad de las arias que conviven con ellos en la sociedad. Para cambiar la situación no hay que amurallarse contra el nazismo, como si de un ataque se tratara, sino de asomar la cabeza y comprobar que no estamos lanzando flechas sino gritos para que nos escuchen. Muchas veces estos gritos rebotan o no son entendidos, pero aquí seguimos, desgañitándonos.
Salgan de su trinchera, esto no es una guerra, es un bombardeo unilateral y sólo queremos que se acaben las municiones porque todos los tiros nos dan a nosotras, que seguimos cayendo como moscas.