A esas ya les pica, están en su punto justo, ni muy pasada ni muy tiernas. Seguramente que sean el harén del que sale grabando con camiseta de tirantes.
No me importaría nada espiarlas cuando se fuesen todas juntas detrás de unos arbustos a mear. Unas al lado de las otras miccionando, en cuclillas sujetándose con una mano las braguitas de Hello Kitty o Piolin, separando bien los pies para no salpicarse los zapatos, mientras miran a derecha e izquierda por si las espían. Que chorritos tan potentes deben de salir de esos chochitos cerraditos y rosados. Unos chorros de color ambar brillante con destellos diamantinos, olor a almizcle y sabor dulzón . Ummm, me relamo los hocicos solo de pensarlo. Y ese sonido tan característico cuando mean, como cuando pones un dedo en el extremo de una manguera para regar pulverizado, es música virginal. Que ricas, a esas edades seguro que ni se limpian, tienen tanta presión que no les quedarán lágrimas de orina colgando del suave y finísimo vello púbico, que aunque escaso seguro que ya les negrea algo.