LOS EXCESOS DE WALL STREET
Muere el "villano" más famoso de Wall Street: Boesky, el inversor que inspiró a Gordon Gekko
Su testimonio provocó el fin de la era de los bonos basura y las frenéticas adquisiciones de empresas
Boesky vuela sobre Nueva York en 1986. (Getty Images/Yves Gellie/Gamma-Rapho)
Por
Gregory Zuckerman
Ken Brown
23/05/2024 - 18:19
Ivan Boesky, que ingresó en prisión y pagó una
multa sin precedentes de 100 millones de dólares por un escándalo de uso de
información privilegiada o 'insider trading', convirtiéndose en símbolo de la extravagancia y la
corrupción en Wall Street, ha fallecido
a los 87 años. Su hija Marianne Boesky ha confirmado su fallecimiento.
La
declaración de culpabilidad de Boesky en 1986 y su cooperación con las autoridades federales provocaron el colapso del imperio de
bonos basura de Michael Milken y el fin de las frenéticas adquisiciones
a golpe de deuda de la época que puso patas arriba muchas industrias. El dramático
ascenso y caída de Boesky marcó una década que se convirtió en
sinónimo de ambición desenfrenada y hasta de codicia.
Durante gran parte de la década de los ochenta, Boesky fue uno de los
financieros más ricos y conocidos de Estados Unidos. Ganó una fortuna apostando con éxito por las
acciones de candidatos a adquisiciones, ya fueran rumores o realidad, normalmente
antes de que se produjeran las transacciones. Su caída fue repentina y traumática, y reveló a la opinión pública hasta qué punto estaba extendido
el uso de información privilegiada en el mundo financiero, en especial entre algunos de los inversores
más prominentes y adinerados.
El dramático ascenso y caída de Boesky marcó una década que se convirtió en sinónimo de ambición desenfrenada y hasta de codicia
El
procesamiento de Boesky fue un golpe de efecto para
el entonces fiscal federal en Manhattan, Rudolph Giuliani, que aprovechó este y otros casos para triunfar en su campaña a la
alcaldía de Nueva York. La multa de 100 millones de dólares impuesta a Boesky, que incluía
50 millones en beneficios ilegales, fue en su momento la mayor de la historia de la
Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos. Despojó a Boesky, que entonces tenía 49 años, de
la mayor parte de su fortuna y puso fin a su carrera. Con el tiempo, los organismos reguladores adoptarían
nuevas normas para tratar de restringir el uso de información privilegiada y crear unas
condiciones más equitativas para los inversores.
Durante gran parte de la década de los ochenta, Boesky fue un
especulador muy prestigioso y respetado. Era conocido e incluso envidiado por una red de fuentes bien
situadas en Wall Street que le proporcionaban información para encauzar sus inversiones. Boesky cobraba a los inversores
enormes sumas por colocar su dinero en sus manos. Resultó que la información de Boesky
era precisa porque se basaba en contactos, entre ellos el banquero de inversiones Dennis Levine, que había compartido información privilegiada sobre
operaciones inminentes.
En
febrero de 1985, cuando Levine se incorporó a la empresa de Milken,
Drexel Burnham Lambert, reclutó a Boesky para que participara en un
esquema de tráfico de información privilegiada, según la acusación del gobierno. Levine llamaba a Boesky hasta 20 veces al día para compartir
consejos sobre posibles adquisiciones, según los cargos del gobierno. Finalmente, los dos llegaron a un acuerdo de
reparto de beneficios por el que Boesky prometía a Levine hasta el 5% de los beneficios generados por su
información privilegiada, un acuerdo que finalmente condujo a la
imputación y caída de Boesky.
En un artículo de la época sobre la declaración de culpabilidad de Boesky,
The Wall Street Journal describía así su desenlace: "Nadie en Wall Street
voló tan alto ni cayó tan en picado como Ivan F. Boesky". Boesky era
descrito a grandes rasgos como un Jay Gatsby moderno que ascendió desde sus
modestas raíces en el Medio Oeste hasta la cúspide del '
establishment' financiero de la Costa Este, adoptando los atavíos del prestigio de Wall Street. Hijo de un inmigrante ruso propietario de una charcutería en Detroit, Boesky
se licenció en Derecho en la Detroit College of Law, pero fue rechazado en varios de los principales bufetes de Detroit. En 1966, a los 28 años, se trasladó a Nueva York y se pasó
años en busca del éxito.
Boesky era descrito como un Jay Gatsby moderno que ascendió desde sus modestas raíces hasta la cúspide del "establishment" financiero
Con el tiempo, Boesky
se convirtió en arbitrajista, apostando por los objetivos potenciales de las
operaciones de adquisición, recurriendo a grandes dosis de
dinero prestado para maximizar sus ganancias. Trabajó duro para establecerse entre la élite financiera. Publicó un pesado volumen
sobre el arte del arbitraje, jugaba al squash y organizaba reuniones en el
Harvard Club de Nueva York. Sus
cuantiosas donaciones a Harvard le daban derecho a ser socio del club. Boesky
sugirió que era profesor adjunto en las escuelas de negocios de la Universidad de Columbia y la Universidad de Nueva York, aunque estas
negaron que tuviera esas funciones. Disfrutaba de un
lujoso apartamento en Nueva York y una finca de
65 hectáreas con cuatro casas en Mount Kisco, Nueva York.
Demacrado y con una sonrisa macabra, Boesky podía ser a la vez
agresivo y encantador. Por encima de todo, estaba
obsesionado con la riqueza, incluso después de convertirse en uno de los hombres
más ricos de Wall Street. "Es una enfermedad ante la que no puedo hacer nada", decía, según el
Journal.
Boesky
sirvió de inspiración para Gordon Gekko, el villano interpretado por Michael Douglas en la película de 1987 "Wall Street", y para su famoso discurso de "
la codicia es buena". Si bien Boesky fue uno de los personajes centrales del escándalo,
junto con él cayeron toda una serie de abogados y operadores de Wall Street de las
principales empresas.
El escándalo fue
otro ejemplo de los excesos de Wall Street que se extendieron por todo el país, al igual que la
crisis inmobiliaria que se produciría más de 20 años después. En este caso, se trataba de una
oleada de adquisiciones de empresas alimentada por los bonos basura, que desembocó en compras a golpe de deuda que a menudo arruinaban a las empresas y
costaban el empleo a los trabajadores.
El escándalo fue otro ejemplo de los excesos de Wall Street, al igual que la crisis inmobiliaria que ocurriría más de 20 años más tarde
En 1987, Boesky
se declaró culpable de conspiración, pero no de uso de
información privilegiada. Cumplió 22 meses de una condena de tres años.
Tras salir de prisión, Boesky
vivió tranquilamente en California. Conocido en Wall Street por
trabajar a todas horas y apenas dormir, Boesky seguía despertándose a las 4 de la mañana, según Marianne Boesky. El escándalo
no acabó con su fascinación por el mercado, que seguía de cerca, y no se mostraba amargado por su caída, señaló su hija. Boesky
formó una segunda familia y deja a su mujer y su hija. También deja cuatro hijos de su primer matrimonio y cuatro nietos.
*Contenido con licencia de
The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
Ivan Boesky, que ingresó en prisión y pagó una
multa sin precedentes de 100 millones de dólares por un escándalo de uso de
información privilegiada o 'insider trading', convirtiéndose en símbolo de la extravagancia y la
corrupción en Wall Street, ha fallecido
a los 87 años. Su hija Marianne Boesky ha confirmado su fallecimiento.