Todo tiene su fin. A la rumanita se le acabó el chollo conmigo. A cierta edad la paciencia empieza a tener unos límites muy definidos, pero cuando se traspasa la línea roja, la mejor decisión es darle carpetazo al asunto.
Así pues, el sábado tocó volver a hacer recorrido de puticlubs. Estaba en uno cuando ví a una chica que tenía en la recámara (eran las 5 y media de la mañana y estaban cerrando, pero como soy muy buen cliente me dejaron pasar). Según la ví, fuí directo a por ella, sin pedir consumición ni nada antes. Estaba con un tío en los reservados y me dijo que esperara un ratito, que venía conmigo. Cumplió su palabra. A los 20 minutos (que me cundieron como dos horas) estaba sentada a mi lado. Como ya nos conocíamos de vista no hizo falta presentaciones ni andar con telares. Acordamos precio enseguida, no sin antes dejar bien claro cómo trabajaba cada uno de nosotros dos.
Entramos, y muy muy muy bien. Por lo menos ésta chica nueva con la que voy a empezar, dá besos de verdad, no piquitos como la rumanita. Aún no sé cómo la chupa de bien, pórque iba tan caliente que me fuí al tema de inmediato. Si el sábado que viene vuelvo, iré con más tranquilidad y estudio con más calma los nuevos terrenos.