Freson Rebelde rebuznó:
Esta industria investiga las tendencias sociales y las plasma en productos poco arriesgados, para promocionarlas brutalmente a base de politonos, internete, tv, radio, vallas publicitarias... son listos como robocs:
Compran los espacios públicos, te acosan, te bombardean y son capaces de venderte una moto sin ruedas (y hacerte creer que funciona).
Así es, doy fe de ello. Cuando se llega al cuarto año de la carrera de sociología, una de las opciones que te ofrecen para continuar estudiándola tiene que ver precisamente con la investigación social dirigida a las ventas. Cito como ejemplo una rama que se ha puesto de moda: "Sociología de las mascotas". Parece una coña digna de esta casa, pero lo cierto es que la misma se dedica a enseñar cómo tratar muestras poblacionales para conocer los gustos del potencial consumidor, yo no la he estudiado nunca, pero más o menos me hago una idea acerca de cómo funciona todo esto: ¿que las personas del estudio viven en un barrio podrido de pasta?, pues será recomendable en ese caso que los dueños de las tiendas de mascotas, previamente asesorados por los realizadores de la investigación, oferten tan sólo las razas más caras de los animales que puedan tener. Con la música de los niñatos de papá estos que se creen tan malotes pasaría algo similar, tal que así: ¿qué después de hacer un par de encuestas sobre estudios musicales se descubre que vestirse como un mongui con cadenas de oro vende?, pues a hacer vídeos en los que el prota vista de tal guisa se ha dicho, como churros y sin pensar en la calidad.
En el mundo del marketing no se deja NADA al azar, que os quede bien claro, os lo dice alguien que ya conoce un poquito acerca de todos estos entresijos sucnorencuesteriles. Todo lo que se hace hoy en las discrográficas ya viene prefabricado y enlatado, sin la menor belleza musical. Da asco. La música ha muerto; produjo algunas joyas inolvidables durante el siglo pasado, pero desgraciadamente vamos a ver cómo a lo largo de éste van a surgir muy pocas cosas que merezcan la pena a no ser que haya una revolución cultural que nos libre de la decadencia artística en la que nos vemos envueltos, pero me temo que eso no ocurrirá.
Sobre el Porta y el rap no opinaré: en primer lugar, porque RUFIAN ya ha expuesto las verdades que habría dicho yo de haber llegado antes; en segundo lugar, porque me la pela que le abran la cabeza a un pseudogansta que ni conozco; y en tercer lugar, porque escucho exclusivamente música como Dios manda. No me comparéis esa bazofia vomitada por traficantes de droga simiescotrisómicos con esta maravilla llena de sensibilidad, por poner un sólo ejemplo entre los miles que se me ocurren al pensar en la palabra
aria.
Sublime. :121
PD: Me solazo al comprobar que no soy el único que detesta el rap con toda su alma.