Sir Ringo Starr
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Estamos en época de exámenes, y todos sabemos las tipologías de estudio que adoptamos cada uno, acorde con nuestras capacidades y hábitos:
La eme con la a es ma, la eme con la e es ma, la eme con la i es ma...
Está la típica chica que lleva preparándoselo desde hace tres años, cuya media en las notas es de 9 y medio a diez. También el capullo de turno, que dice que no se lo ha mirado cuando efectivamente lo lleva más estudiado que nadie. Y hay una tipología curiosa, entre los cuales me incluyo: personas con una buena memoria que nunca han tenido que esforzarse para aprobar y, a altos niveles de la carrera, se dan cuenta de que cinco minutos antes del examen no son suficientes para aprobar.
Este se compra la ropa en Fuencarral
Quizá consideréis que voy de sobrado, pero os puedo asegurar que es completamente cierto. Y no os lo confesaría de no ser que ese hábito me comporta una consecuencia terrible: Intento estudiar como las personas normales - bueno, empezando un par de días antes - y me doy cuenta de que mi cuerpo rechaza ese buen hábito mediante hinchazón de contracturas, taquicardia, bostezos, o distrayéndome de cualquier pequeño ruido o detalle que ocurra en mi, ruidosísimo, barrio.
Dicen los expertos que la diversión con amigos ayuda a concentrarse a la hora de estudiar.
Se me diagnosticó un transtorno de déficit de la atención hace un par de años, cuando fui al otorrino creyéndome medio sordo y en la audiometría resultó ser que oigo mejor que la media de españolitos, y que el no entender lo que me decían se debía a un problema en mi concentración.
Esta tarde ya les he dicho de todos a unos chavales que jugaban a pelota gritándose lindeces con sus voces de prepúberes, a un bakala que, apostado en su coche nos deleitaba con lo último de Pont Aeri, e incluso he intentado que mi vecina reggaetonera de arriba dejara de torturarme con su música de niggas, esto último sin éxito.
Pero qué diceh neng que yo hago ruido, si lo que yo hago es arte pavo
En fin, acepto sugerencias, técnicas, drojas, insultos y recetas clandestinas.
Un bechi.
La eme con la a es ma, la eme con la e es ma, la eme con la i es ma...
Está la típica chica que lleva preparándoselo desde hace tres años, cuya media en las notas es de 9 y medio a diez. También el capullo de turno, que dice que no se lo ha mirado cuando efectivamente lo lleva más estudiado que nadie. Y hay una tipología curiosa, entre los cuales me incluyo: personas con una buena memoria que nunca han tenido que esforzarse para aprobar y, a altos niveles de la carrera, se dan cuenta de que cinco minutos antes del examen no son suficientes para aprobar.
Este se compra la ropa en Fuencarral
Quizá consideréis que voy de sobrado, pero os puedo asegurar que es completamente cierto. Y no os lo confesaría de no ser que ese hábito me comporta una consecuencia terrible: Intento estudiar como las personas normales - bueno, empezando un par de días antes - y me doy cuenta de que mi cuerpo rechaza ese buen hábito mediante hinchazón de contracturas, taquicardia, bostezos, o distrayéndome de cualquier pequeño ruido o detalle que ocurra en mi, ruidosísimo, barrio.
Dicen los expertos que la diversión con amigos ayuda a concentrarse a la hora de estudiar.
Se me diagnosticó un transtorno de déficit de la atención hace un par de años, cuando fui al otorrino creyéndome medio sordo y en la audiometría resultó ser que oigo mejor que la media de españolitos, y que el no entender lo que me decían se debía a un problema en mi concentración.
Esta tarde ya les he dicho de todos a unos chavales que jugaban a pelota gritándose lindeces con sus voces de prepúberes, a un bakala que, apostado en su coche nos deleitaba con lo último de Pont Aeri, e incluso he intentado que mi vecina reggaetonera de arriba dejara de torturarme con su música de niggas, esto último sin éxito.
Pero qué diceh neng que yo hago ruido, si lo que yo hago es arte pavo
En fin, acepto sugerencias, técnicas, drojas, insultos y recetas clandestinas.
Un bechi.