Me gustaría cerrar esta jornada electoral recordando que
@SPETNAZ en primera instancia:
Y yo en segunda:
Hemos sido los únicos que hemos atestiguado nuestras intenciones y hemos sido transparentes desde el primer momento. Los demás sois bienvenidos a subiros al carro, PERO ANTES DE QUE TODO ESTO COMENZASE, YO ESTABA AHÍ.
En el día de ayer, a las 11 con un suave viento frio, tras una interminable jornada de 14 horas a la interperie, me dispuse a entrar por la puerta grande en la Historia, un simple papel contenido en un sobre verde y este humilde servidor, camino de una urna cargada de incertidumbre. Entre nos, el hastío, una cola de octagenarios y unos apoderados con miradas terribles.
La decisión estaba ya tomada, tenia que arrojar ese papel aparentemente poco valioso en lo material pero de vital importancia para el destino de todos, en esa urna, ni el cansancio ni los peligros del trayecto, ni la tentación de una cálido lecho donde reponer fuerzas, dinamitarian mi determinación, y como favorito de los dioses entré en esa sala, y se hizo el silencio.
Tras descifrar un intrincadisimo jeroglífico consistente en averiguar cual de las 4 mesas me correspondia, en funcion de la letra inicial del primer apellido, logrando superar tal engaño del diablo, unté mis dedos en abundante saliva para cerrar el sobre. 4 bruxas me esperaban, de diferentes edades, una de ellas que aun era bien moza era rondada por un cargo enchaquetado entrado en la cuarentena larga, de pelo canoso y abundante y bien acicalado, mientras otra le espetaba que no pusiera nerviosa a la moza mientras apuntaba mis reseñas, mi buen nombre e ilustre apellido.
Llegaba el momento mágico, el papel que se interponia entre la apertura, que bien habia sido percutida con anterioridad a tenor de los sobres ya depositados, fue retirado por una de aquellas, y con un movimiento firme y elegante, sin adorno y amaneramiento alguno, introduje el sobre de manera limpia, cayendo este de forma sutil y suave.