John Davis fue uno de los TRES hombres en toda la historia que levantó las ruedas de Apollon, dos enormes ruedas de tren conectadas por un eje de 5 cm de diámetro.
La mayoría de subnormales del gimnasio de Misógino serían afortunados de SOÑAR en hacer peso muerto con ellas. Lo que hizo este tipo está considerada como una de las proezas de fuerza más impresionantes de la historia.
Este tipo entrenaba en el sótano de la iglesia de su barrio, solo. El hombre más fuerte de su generación haciendo cleans, jerks, sentadilla y press de banca con un peso que la mayoría seríamos afortunados en imaginar, sin entrenadores, ni patrocinadores, ni fans, ni compañeros de entreno.
¿Cómo pudo Davis construir el cuerpo más fuerte de su generación entrenando con cinco ejercicios en un programa abreviado con una vieja barra de entrenamiento en una esquina del sótano de una iglesia de vecindad, trabajando por sí mismo, sólo con el hierro, sin ningún entrenador, guía o asistente de ninguna clase?
Davis era un HOMBRE. Tenía entrañas, coraje, orgullo, tenacidad, fuerza de voluntad, y un deseo ardiente de excelencia en su deporte elegido. Era capaz de hacer todo lo que necesitaba él solo, usando sólo la fuerza de su espíritu que venía de su interior. John Davis entrenaba por sí mismo, no por otra gente. Entrenaba porque le GUSTABA entrenar. Entrenaba porque era su pasión. Entrenaba porque tenía una necesitada profunda y ardiente de levantar cada vez más peso en su deporte elegido. No estaba entrenando para la gloria. No estaba cazando medallas y trofeos, y ciertamente no era por dinero. Lo hizo porque había una parte de sí que TENÍA que hacerlo.
Davis nunca puso ninguna excusa para saltarse los entrenamientos o para tener una sesión de entrenamiento relajada. Lo que él hizo con una barra era demasiado importante para poner excusas. Davis continuó e HIZO LO QUE TENÍA QUE HACERSE.
Los Mísóginos de la vida no tienen la más absoluta idea de tipo de determinación que mantuvo John Davis dándole al hierro día tras día, semana tras semana, en una esquina solitaria del sótano de una iglesia. Misógino duraría un entrenamiento si entrenara por sí mismo. Lo dejaría después de dos semanas si estuviera forzado a fijarse a los cinco ejercicios realizados con la vieja barra oxidada. No lo entiende porque no es capaz de hacer lo que John Davis era capaz de hacer, usar tu fuerza interior para seguir motivado. Necesitas hacer de tu entreno un asunto INTERIOR en vez de una cosa exterior, algo que hacer por ti mismo en vez de algo que hacer para gustar a los demás. Si no puedes hacerlo por ti mismo eventualmente no lo harás, y lo que harás cuando vayas al gimnasio será llorar por el tipo de esfuerzo que harías si lo estuvieras haciendo por ti mismo.
Bíceps abultados...
