Jose David
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Foro ligue. Hombres. Mujeres, historias y, por lo general, desventuras.
Tanto se ha hablado de las mujeres, de lo que hacen, de sus virtudes, de sus DEFECTOS, que se me ha ocurrido una idea tan simple como lógica.
¿Porqué no se habla de los hombres?.
Probablemente, porque la gran mayoría que escriben aquí, lo son. O porque quizá se crea que ya está todo dicho, o que ya se les conoce lo suficiente. Son TAN SIMPLES, ¿verdad?.
Pues NO, no lo son. Sus complejidades son tan profundas como las que pueda tener cualquier mujer. Su capacidad para hacer daño y causar el mal, supera a estas en muchos grados (agresivos son por naturaleza), y su capacidad para hacer el bien, puede llegar a cotas tan altas que nunca han sido lo suficientemente valoradas. Su capacidad intelectual ha sido empleada muchas veces en la propia humanidad como conjunto, su egocentrismo ha causado los mayores desastres de esta.
Esta es la historia de cómo son los hombres con las mujeres, contada por uno de ellos.
No nos confundamos, cada persona es un mundo, pero todos compartimos la misma humanidad.
Obviando el colectivo homosexual, el hombre desea a la mujer. Y esto es un axioma.
Ese deseo incluye tres cosas, a cual más compleja e inmediata.
La primera, el deseo sexual. Diez veces superior en el hombre que en la mujer. Demostrado, es el equivalente de testosterona en sangre, que relaciona su cantidad proporcionalmente con su agresividad – deseo sexual.
La segunda, es el deseo carnal. Deseo expresado por un contacto humano, cuerpo a cuerpo. Perfectamente expresado en la idea de un chico y una chica, durmiendo juntos, desnudos, abrazados, toda una noche.
La tercera es el deseo amoroso. La necesidad de AMAR, y por supuesto, de ser amado.
En estos tres pilares descansa lo que un hombre desea de una mujer, necesita de esta, quiere obtener de ella. Hay una cuarta, si, la AMISTAD, pero esa se puede obtener de cualquiera de los sexos, y por eso no la incluyo. Sobra decir, como buen Acuario que soy, que para mí es la más importante de todas.
El problema son las prioridades. Básicamente.
La mayor de todas es la primera.
EL SEXO.
Poco (o nada) puede llegar a entender una mujer lo que significa para un hombre tener deseo sexual. Baste decir que en experimentos controlados, cuando un hombre oye la voz de una mujer, todo su cerebro se activa, cuando un hombre ve a una mujer, pierde su capacidad de concentración en un 40 %, a favor de la observación de esta, cuando un hombre siente deseo sexual, es como ser adicto a una droga. La primera y más fuerte que existe en la naturaleza, con el fin primordial de mantener la especie en crecimiento y expansión, pero con la consecuencia individual de que hará todo lo que esté en su mano para obtener dicha droga.
TODO, entendedlo. Todo lo que esté en su mano.
De ahí que, cuando esa NECESIDAD, con mayúsculas, pide a gritos practicar el sexo, ese objetivo sea la meta y motor de sus actos. No tiene absolutamente nada que ver con el deseo sexual femenino, si las mujeres sintieran tal deseo, no estarían capacitadas para discriminar y elegir al mejor de los candidatos. El hombre no tiene ese problema, el hombre necesita cubrir todos los campos para asegurar que sus genes pasarán a la siguiente generación. Y por desgracia, esto es un imperativo biológico, ni más ni menos.
Tenemos una capacidad de razonar, de pensar en lo que hacemos y porqué lo hacemos. Es un conflicto nuevo en la naturaleza, una causa de dolor a veces, y un apoyo a conseguir las metas otras.
Y de ahí las mentiras, los abusos, la prostitución, los engaños y el mantener un rol destinado a tal fin. De ahí toda la fuente de problemas.
Cuando, intentando todo eso, no se consigue el fin de practicar el sexo. Comienza la duda, el rencor, el odio, el sufrimiento, el dolor.
Las mujeres, ajenas a todo esto, siguen en su línea, incluso se aprovechan de esa necesidad imperiosa para conseguir otras cosas, o para demostrarse a si mismas otras. Ya acorde con unas necesidades muy distintas a las del macho humano, pero igualmente imperativas en su necesidad.
De ahí la mayor causa de conflictos entre hombres y mujeres. De ahí la falta de dialogo, o el diálogo falso. De ahí la perdida de los demás valores humanos a favor de una causa más inmediata. Satisfacer una necesidad básica para el hombre medio: el sexo.
La segunda, quita brusquedad a la primera, pero no la cohíbe, sino que incluso la alienta.
EL DESEO CARNAL
Muchas veces se confunde con el deseo sexual, pero no tiene nada que ver.
“¿Tienes muchas ganas?, pues hazte una paja”.
Que tremenda equivocación. Eso sacia la primera necesidad, pero no la segunda.
Si, el deseo carnal es tan imperioso como el sexual, más aun cuanto más tiempo se haya pasado sin dicho contacto íntimo. Decidme un solo hombre, un solo (homos aparte), a la que no le atraiga la idea de estar tiernamente abrazado a una mujer, el deseo de protegerla y de mimarla, de compartir ese momento con ella, y os mostraré a un mentiroso, o a un enfermo.
La masturbación alivia, si, pero no sacia, y esa es la clave. Si todo hombre pudiese saciarse única y exclusivamente con la masturbación, siendo el contacto con una mujer algo complementario, pero no imprescindible, la especie humana se habría extinguido en sus mismos inicios.
Y por orgullo, por no parecer débiles, por ocultar las cosas en una capa de juego y seducción, por miedo, el deseo carnal permanece oculto, latente, detrás del sexual, obligando a tener a una mujer como sea.
De ahí, creo yo, la existencia de la prostitución. Debido al mal físico (que no creo sea la causa principal), a las inseguridades, al no saber como actuar y hacer las cosas, a la comodidad incluso. La prostitución, camuflada como servicio sexual, es sustituvo de la relación de pareja, sexual, y carnal. De ahí que en el foro putas se valore la implicación. No nos confundamos, implicarse no será moverse mas fuerte y más rápido, sino abrazar, besar y mimar. ¿Me equivoco?.
Cuanta falsedad por algo tan sumamente noble, cuanto daño por algo tan tremendamente necesario. La selección del mas fuerte, el más alto, el más guapo, el Alfa, hace que los demás quieran COMO SEA, su trozo de pastel, y harán lo que sea necesario por conseguirlo.
Y después de destapar lo más obvio. Lo más importante.
La capacidad de amar del hombre es, por pura lógica, tan fuerte o más que la de una mujer. Y eso también es un axioma.
Tiempos primitivos, mujer embarazada… hombre enamorado que la cuide durante unos años, hasta que su vástago se pueda valer un poco por si mismo, y ella pueda continuar su vida sin él y sin su protección. Esa es la vida, la civilización es un añadido que la contradice, pero la esencia de nuestra propia existencia es esa.
Dar la vida por la persona que ama, es algo que un hombre ni se para a pensar. Sencillamente LO HACE. ¿Morirías por mi?. Si, claro que si, cualquier hombre enamorado dará esa respuesta, y cualquier mujer sabrá que es cierta.
Y ahí se pierde ya el miedo a la falsedad, al daño, al dolor y todo lo demás. Ahí está la esencia que hace que hombres y mujeres puedan coexistir. De ahí que una mujer, no tanto por convicción social, sino por instinto, se ofrezca, totalmente y sin reservas, solamente cuando hay un amor sincero de por medio.
La razón y la inteligencia hace que eso muchas veces no sea así. Los engaños y las equivocaciones causan su buena dosis de frustración. Lo que no quita la veracidad de lo anterior.
Esa es la verdad del hombre. Pero recordemos todos, todos, que nada más nacer y tener conocimiento del mundo, lo que impera es su nobleza.
Tanto se ha hablado de las mujeres, de lo que hacen, de sus virtudes, de sus DEFECTOS, que se me ha ocurrido una idea tan simple como lógica.
¿Porqué no se habla de los hombres?.
Probablemente, porque la gran mayoría que escriben aquí, lo son. O porque quizá se crea que ya está todo dicho, o que ya se les conoce lo suficiente. Son TAN SIMPLES, ¿verdad?.
Pues NO, no lo son. Sus complejidades son tan profundas como las que pueda tener cualquier mujer. Su capacidad para hacer daño y causar el mal, supera a estas en muchos grados (agresivos son por naturaleza), y su capacidad para hacer el bien, puede llegar a cotas tan altas que nunca han sido lo suficientemente valoradas. Su capacidad intelectual ha sido empleada muchas veces en la propia humanidad como conjunto, su egocentrismo ha causado los mayores desastres de esta.
Esta es la historia de cómo son los hombres con las mujeres, contada por uno de ellos.
No nos confundamos, cada persona es un mundo, pero todos compartimos la misma humanidad.
Obviando el colectivo homosexual, el hombre desea a la mujer. Y esto es un axioma.
Ese deseo incluye tres cosas, a cual más compleja e inmediata.
La primera, el deseo sexual. Diez veces superior en el hombre que en la mujer. Demostrado, es el equivalente de testosterona en sangre, que relaciona su cantidad proporcionalmente con su agresividad – deseo sexual.
La segunda, es el deseo carnal. Deseo expresado por un contacto humano, cuerpo a cuerpo. Perfectamente expresado en la idea de un chico y una chica, durmiendo juntos, desnudos, abrazados, toda una noche.
La tercera es el deseo amoroso. La necesidad de AMAR, y por supuesto, de ser amado.
En estos tres pilares descansa lo que un hombre desea de una mujer, necesita de esta, quiere obtener de ella. Hay una cuarta, si, la AMISTAD, pero esa se puede obtener de cualquiera de los sexos, y por eso no la incluyo. Sobra decir, como buen Acuario que soy, que para mí es la más importante de todas.
El problema son las prioridades. Básicamente.
La mayor de todas es la primera.
EL SEXO.
Poco (o nada) puede llegar a entender una mujer lo que significa para un hombre tener deseo sexual. Baste decir que en experimentos controlados, cuando un hombre oye la voz de una mujer, todo su cerebro se activa, cuando un hombre ve a una mujer, pierde su capacidad de concentración en un 40 %, a favor de la observación de esta, cuando un hombre siente deseo sexual, es como ser adicto a una droga. La primera y más fuerte que existe en la naturaleza, con el fin primordial de mantener la especie en crecimiento y expansión, pero con la consecuencia individual de que hará todo lo que esté en su mano para obtener dicha droga.
TODO, entendedlo. Todo lo que esté en su mano.
De ahí que, cuando esa NECESIDAD, con mayúsculas, pide a gritos practicar el sexo, ese objetivo sea la meta y motor de sus actos. No tiene absolutamente nada que ver con el deseo sexual femenino, si las mujeres sintieran tal deseo, no estarían capacitadas para discriminar y elegir al mejor de los candidatos. El hombre no tiene ese problema, el hombre necesita cubrir todos los campos para asegurar que sus genes pasarán a la siguiente generación. Y por desgracia, esto es un imperativo biológico, ni más ni menos.
Tenemos una capacidad de razonar, de pensar en lo que hacemos y porqué lo hacemos. Es un conflicto nuevo en la naturaleza, una causa de dolor a veces, y un apoyo a conseguir las metas otras.
Y de ahí las mentiras, los abusos, la prostitución, los engaños y el mantener un rol destinado a tal fin. De ahí toda la fuente de problemas.
Cuando, intentando todo eso, no se consigue el fin de practicar el sexo. Comienza la duda, el rencor, el odio, el sufrimiento, el dolor.
Las mujeres, ajenas a todo esto, siguen en su línea, incluso se aprovechan de esa necesidad imperiosa para conseguir otras cosas, o para demostrarse a si mismas otras. Ya acorde con unas necesidades muy distintas a las del macho humano, pero igualmente imperativas en su necesidad.
De ahí la mayor causa de conflictos entre hombres y mujeres. De ahí la falta de dialogo, o el diálogo falso. De ahí la perdida de los demás valores humanos a favor de una causa más inmediata. Satisfacer una necesidad básica para el hombre medio: el sexo.
La segunda, quita brusquedad a la primera, pero no la cohíbe, sino que incluso la alienta.
EL DESEO CARNAL
Muchas veces se confunde con el deseo sexual, pero no tiene nada que ver.
“¿Tienes muchas ganas?, pues hazte una paja”.
Que tremenda equivocación. Eso sacia la primera necesidad, pero no la segunda.
Si, el deseo carnal es tan imperioso como el sexual, más aun cuanto más tiempo se haya pasado sin dicho contacto íntimo. Decidme un solo hombre, un solo (homos aparte), a la que no le atraiga la idea de estar tiernamente abrazado a una mujer, el deseo de protegerla y de mimarla, de compartir ese momento con ella, y os mostraré a un mentiroso, o a un enfermo.
La masturbación alivia, si, pero no sacia, y esa es la clave. Si todo hombre pudiese saciarse única y exclusivamente con la masturbación, siendo el contacto con una mujer algo complementario, pero no imprescindible, la especie humana se habría extinguido en sus mismos inicios.
Y por orgullo, por no parecer débiles, por ocultar las cosas en una capa de juego y seducción, por miedo, el deseo carnal permanece oculto, latente, detrás del sexual, obligando a tener a una mujer como sea.
De ahí, creo yo, la existencia de la prostitución. Debido al mal físico (que no creo sea la causa principal), a las inseguridades, al no saber como actuar y hacer las cosas, a la comodidad incluso. La prostitución, camuflada como servicio sexual, es sustituvo de la relación de pareja, sexual, y carnal. De ahí que en el foro putas se valore la implicación. No nos confundamos, implicarse no será moverse mas fuerte y más rápido, sino abrazar, besar y mimar. ¿Me equivoco?.
Cuanta falsedad por algo tan sumamente noble, cuanto daño por algo tan tremendamente necesario. La selección del mas fuerte, el más alto, el más guapo, el Alfa, hace que los demás quieran COMO SEA, su trozo de pastel, y harán lo que sea necesario por conseguirlo.
Y después de destapar lo más obvio. Lo más importante.
La capacidad de amar del hombre es, por pura lógica, tan fuerte o más que la de una mujer. Y eso también es un axioma.
Tiempos primitivos, mujer embarazada… hombre enamorado que la cuide durante unos años, hasta que su vástago se pueda valer un poco por si mismo, y ella pueda continuar su vida sin él y sin su protección. Esa es la vida, la civilización es un añadido que la contradice, pero la esencia de nuestra propia existencia es esa.
Dar la vida por la persona que ama, es algo que un hombre ni se para a pensar. Sencillamente LO HACE. ¿Morirías por mi?. Si, claro que si, cualquier hombre enamorado dará esa respuesta, y cualquier mujer sabrá que es cierta.
Y ahí se pierde ya el miedo a la falsedad, al daño, al dolor y todo lo demás. Ahí está la esencia que hace que hombres y mujeres puedan coexistir. De ahí que una mujer, no tanto por convicción social, sino por instinto, se ofrezca, totalmente y sin reservas, solamente cuando hay un amor sincero de por medio.
La razón y la inteligencia hace que eso muchas veces no sea así. Los engaños y las equivocaciones causan su buena dosis de frustración. Lo que no quita la veracidad de lo anterior.
Esa es la verdad del hombre. Pero recordemos todos, todos, que nada más nacer y tener conocimiento del mundo, lo que impera es su nobleza.