Los anuncios que estas clínicas insertan en medios de comunicación españoles para gañanes (diarios deportivos, generalmente) son puro LOL en busca de desesperados que piensan que con pelazo su vida de tristes va a mejorar. La verdad es que las fotos de los doctores triunfadores que obran el milagro proyectan una imagen de éxito, autoconfianza y tenencia de irritación permanente en el pene que vende de puta madre:
Atiende, qué pelazo.
Entiendo que con la situación actual en Turquía y la feroz competencia, tu hermano (guiño guiño, calvo de mierda) podrá negociar mejor los paquetes que estos seres de luz ofrecen, incluyendo jugosos extras en el precio que amenicen su estancia allí y eviten el tener que salir a exponer tu integridad física salvo, claro está, el momento aeropuerto. Desde deliciosas prostitutas turcas con bigote hasta unas lasquitas de jamón en el minibar del hotel, por ejemplo.
Yo tenía dos compañeros de universidad que eran, literalmente, así:
Marlo ya se rapó, pero Claudio sigue insistiendo en empezar a peinarse el flequillo desde la mitad del cráneo. Muy putapénico todo.
Ahora que lo pienso, ambos son unos losers, con lo cual podemos extrapolar sin miedo a error que el rapado no evita la caída en desgracia del hombre calvo en nuestra sociedad.
Sean Connery, dice el tontolaba...