LeChuck
Freak total
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Si. Es exactamente lo que parece. Un burdo intento de inundar el top ten con mis hilos.
Ahhh, la juventud. A algunos nos tocó una época en donde el ocio juvenil no se invertía en su totalidad en juegos analógicos al aire libre. En un cambio de paradigma sin precedentes, las bicis y los balones tuvieron que ceder espacio a los videojuegos por allá por finales de los 80.
Maquinitas que se apelotonaban en salones recreativos que eran un pequeño antro del pecado y la perdición, en donde los chavales todavía inocentes se dejaban sus escasas pesetas en chuches y cascaruja que engullían entre partida y partida, uniendo en una mortífera mezcla ludopatía y obesidad. Sin mencionar otros peligros patentes como los quinquis, la densa nube de humo de tabaco y el hijoputa que te vaciaba los bolsillos cuando estabas alcanzando un necesario estado de éxtasis, iluminación y concentración más allá del espacio y el tiempo para tumbar a M. Bison.
La jodiste pimpollo. Vuela de aquí que me toca echar.
Que recuerdos. Cuantas horas tiradas por el desagüe. Que berrinches se pegaban los chavales que esperaban a que terminase tu partida para "echar" ellos y cuando te pasabas el juego con algún colega os mirabais a los ojos y decías:
¿Echamos otra?
Enga.
FUUUU-SION
Que historias tenéis de los recreativos. No me importa que vuestro amigo rarito os comiese la polla detrás de la máquina del Cobra, pero cierta dosis de esas cosas os permito. La cosa va mas bien de videojuegos.
A mi me toco la época de los Metal Slug, Time Crisis y el Dynamite Deka (o Die Hard).
Cuando os metáis en harina ya me extenderé.
Ahhh, la juventud. A algunos nos tocó una época en donde el ocio juvenil no se invertía en su totalidad en juegos analógicos al aire libre. En un cambio de paradigma sin precedentes, las bicis y los balones tuvieron que ceder espacio a los videojuegos por allá por finales de los 80.

Maquinitas que se apelotonaban en salones recreativos que eran un pequeño antro del pecado y la perdición, en donde los chavales todavía inocentes se dejaban sus escasas pesetas en chuches y cascaruja que engullían entre partida y partida, uniendo en una mortífera mezcla ludopatía y obesidad. Sin mencionar otros peligros patentes como los quinquis, la densa nube de humo de tabaco y el hijoputa que te vaciaba los bolsillos cuando estabas alcanzando un necesario estado de éxtasis, iluminación y concentración más allá del espacio y el tiempo para tumbar a M. Bison.

La jodiste pimpollo. Vuela de aquí que me toca echar.
Que recuerdos. Cuantas horas tiradas por el desagüe. Que berrinches se pegaban los chavales que esperaban a que terminase tu partida para "echar" ellos y cuando te pasabas el juego con algún colega os mirabais a los ojos y decías:
¿Echamos otra?
Enga.

FUUUU-SION
Que historias tenéis de los recreativos. No me importa que vuestro amigo rarito os comiese la polla detrás de la máquina del Cobra, pero cierta dosis de esas cosas os permito. La cosa va mas bien de videojuegos.
A mi me toco la época de los Metal Slug, Time Crisis y el Dynamite Deka (o Die Hard).
Cuando os metáis en harina ya me extenderé.
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