El vicepresidente del parlamento de Israel, Moshe Feiglin, ha presentado, en efecto, un plan para «una solución en Gaza» Ese plan se compone de 6 fases:
1) El ultimátum, impuesto a la «población enemiga» a la que se intima a abandonar las áreas donde se encuentran los combatientes del Hamas «trasladándose al Sinaí, no lejos de Gaza».
2) El ataque, desencadenado por las fuerzas armadas de Israel «en toda Gaza con el máximo de fuerza (y no con una parte minúscula de esa fuerza)» contra todos los objetivos militares y la infraestructura «sin consideración alguna por los escudos humanos y daños al medio ambiente».
3) El asedio, simultáneo con el ataque, para que «nada pueda entrar en Gaza ni salir de Gaza».
4) La defensa, para «golpear con plena fuerza y sin consideración por los escudos humanos» cualquier lugar de donde haya partido un ataque contra Israel o contra sus fuerzas armadas.
5) La conquista, emprendida por las fuerzas armadas israelíes, que «acabarán con todos los enemigos armados en Gaza» y «tratarán conforme al derecho internacional a la población enemiga que no haya cometido fechorías y que se haya separado de los terroristas armados, [población] que será autorizada a abandonar Gaza».
6) La soberanía, sobre Gaza, «que se convertirá para siempre en parte de Israel y será poblada por judíos», contribuyendo así a «aliviar la crisis de alojamiento en Israel». A los habitantes árabes, quienes «según los sondeos en su mayoría quieren abandonar Gaza», se les ofrecerá «una generosa ayuda para la emigración internacional», ayuda que sin embargo se concederá solamente a «aquellos que no estén implicados en actividades antiisraelíes». Los árabes que opten por quedarse en Gaza recibirán un permiso de estancia en Israel y, después de cierto número de años, «los que acepten la dominación, las reglas y el modo de vida del Estado judío en su propia tierra» podrán convertirse en ciudadanos israelíes.