Spade
Veterano
- Registro
- 21 Feb 2007
- Mensajes
- 1.855
- Reacciones
- 303
La estrategia del desgaste:
No estoy acuñando ningún término nuevo, es fácil saber de lo que hablo: cuando falta el valor, o simplemente las ganas, de dar por terminada una relación cogiendo el toro por los cuernos, y diciendo las cosas a la cara, demasiadas personas (y en esto tanto crimen tiene un género como el otro) optan por recurrir a tácticas que harían sonarse los mocos de orgullo a un oficial del Vietcong.
Wikipedia ya lo dice bien claro:
Creo que todos, y digo TODOS, hemos sido, al menos una vez en la vida, víctimas o verdugos de esta guerrilla warfare: cuando la otra persona consigue llevarnos hasta ese punto donde acabamos saltando y mandándolo todo a tomar por cú. Según nuestro aguante, nuestra tolerancia a tragar cucharadas de mierda, podemos aguantar más o menos.
En concreto me reconozco capaz de resistir bastantes envites antes de capitular, así que os invito a participar con vuestras experiencias, ya sea como sujeto activo u objeto pasivo de la acción. Huelga decir que desapruebo esta práctica, así que solo os puedo hablar desde el punto de vista del que se ha llevado algún que otro palo, que estoy seguro os reportará más loles.
Caso #1: la caja de buñuelos.
Escena: Pumpkin y Honey Bunny están sentados en el Chevy Nova frente a una pastelería de carretera
Pumpkin: ¿Quieres que compremos* unos buñuelos para llevar a casa de tus padres?
Honey Bunny: Como tú quieras...
Pumpkin: Sí, mujer, así tenemos un detalle para con ellos ya que nos invitan a comer.
H.B.: Bueno, vale...
P.: ¿Cuántos compro?
H.B.: Pues no sé, tu mismo.
P.: (duda un momento) Ahora vuelvo.
15 minutos de hacer cola después
P.: Aquí está.
H.B.: ¿Sólo has comprado esto?
P.: Lo que me ha dicho la pastelera, le he dicho que me pusiera buñuelos para cuatro.
H.B.: Pero son muy pocos, ¿es que no te fijas en cuantos compro yo?
P. (comienza a perder paciencia): Joder, te he preguntado cuantos querías que comprase, ¿no?
H.B.: Es que no me deberías de haber preguntado siquiera, no te fijas en nada, tienes menos detalles que un Seat Panda (sic).
P.: ¿Quieres que compre otra caja?
H.B.: No, ya da igual.
P.: Coño Honey Bunny, la pastelería está aquí al lado, compro otra puta caja y ya está.
H.B.: A mí no me grites.
P.: No grito joder, es que me tocas los cojones, ¿te he preguntado o no te he preguntado cuantos querias que comprase? Eres la hostia.
Honey Bunny, airada, sale del Chevy dando un portazo, camina en sentido contrario a la circulación
P.: Joder... (arranca el coche y gira 180 grados para retomar la dirección correcta)
P (baja la ventanilla a la altura de Honey Bunny): Entra en el coche, estamos dando la nota.
H.B.: Déjame en paz.
P.: Venga nena, ha sido una discusión tonta, entra en el coche. Siento haberte gritado.
(Honey Bunny accede, Pumpkin arranca el coche y se van juntos en un incómodo silencio. Fade to black.).
Consideradlo unos ganchitos para ir abriendo boca. Estaré encantando de saltarme todas las réplicas hebefrénicas y leer con atención todas las demás.
* eufemismo al uso en relaciones de pareja
No estoy acuñando ningún término nuevo, es fácil saber de lo que hablo: cuando falta el valor, o simplemente las ganas, de dar por terminada una relación cogiendo el toro por los cuernos, y diciendo las cosas a la cara, demasiadas personas (y en esto tanto crimen tiene un género como el otro) optan por recurrir a tácticas que harían sonarse los mocos de orgullo a un oficial del Vietcong.
Wikipedia ya lo dice bien claro:
Las principales fortalezas de las estrategias de guerrilla son:
Como nunca atacan la fuerza principal del enemigo, preservan sus recursos.
Es muy flexible y se puede adaptar a todas las situaciones tanto defensivas como ofensivas.
Creo que todos, y digo TODOS, hemos sido, al menos una vez en la vida, víctimas o verdugos de esta guerrilla warfare: cuando la otra persona consigue llevarnos hasta ese punto donde acabamos saltando y mandándolo todo a tomar por cú. Según nuestro aguante, nuestra tolerancia a tragar cucharadas de mierda, podemos aguantar más o menos.
En concreto me reconozco capaz de resistir bastantes envites antes de capitular, así que os invito a participar con vuestras experiencias, ya sea como sujeto activo u objeto pasivo de la acción. Huelga decir que desapruebo esta práctica, así que solo os puedo hablar desde el punto de vista del que se ha llevado algún que otro palo, que estoy seguro os reportará más loles.
Caso #1: la caja de buñuelos.
Escena: Pumpkin y Honey Bunny están sentados en el Chevy Nova frente a una pastelería de carretera
Pumpkin: ¿Quieres que compremos* unos buñuelos para llevar a casa de tus padres?
Honey Bunny: Como tú quieras...
Pumpkin: Sí, mujer, así tenemos un detalle para con ellos ya que nos invitan a comer.
H.B.: Bueno, vale...
P.: ¿Cuántos compro?
H.B.: Pues no sé, tu mismo.
P.: (duda un momento) Ahora vuelvo.
15 minutos de hacer cola después
P.: Aquí está.
H.B.: ¿Sólo has comprado esto?
P.: Lo que me ha dicho la pastelera, le he dicho que me pusiera buñuelos para cuatro.
H.B.: Pero son muy pocos, ¿es que no te fijas en cuantos compro yo?
P. (comienza a perder paciencia): Joder, te he preguntado cuantos querías que comprase, ¿no?
H.B.: Es que no me deberías de haber preguntado siquiera, no te fijas en nada, tienes menos detalles que un Seat Panda (sic).
P.: ¿Quieres que compre otra caja?
H.B.: No, ya da igual.
P.: Coño Honey Bunny, la pastelería está aquí al lado, compro otra puta caja y ya está.
H.B.: A mí no me grites.
P.: No grito joder, es que me tocas los cojones, ¿te he preguntado o no te he preguntado cuantos querias que comprase? Eres la hostia.
Honey Bunny, airada, sale del Chevy dando un portazo, camina en sentido contrario a la circulación
P.: Joder... (arranca el coche y gira 180 grados para retomar la dirección correcta)
P (baja la ventanilla a la altura de Honey Bunny): Entra en el coche, estamos dando la nota.
H.B.: Déjame en paz.
P.: Venga nena, ha sido una discusión tonta, entra en el coche. Siento haberte gritado.
(Honey Bunny accede, Pumpkin arranca el coche y se van juntos en un incómodo silencio. Fade to black.).
Consideradlo unos ganchitos para ir abriendo boca. Estaré encantando de saltarme todas las réplicas hebefrénicas y leer con atención todas las demás.
* eufemismo al uso en relaciones de pareja