Jose David
Clásico
- Registro
- 2 Jul 2006
- Mensajes
- 2.486
- Reacciones
- 18
Hola foreros, ¿como vais?.
A veces, por piruetas del destino, nos hemos enamorado de personas que no solo no nos han correspondido lo más mínimo, sino que ha sido un craso error que ha llevado a cometer tonterías y a sufrir bastante sin motivo alguno.
Me he enamorado cinco veces en mi vida, tres de ellas han sido un desastre y dos pasaron sin pena ni gloria, contaré mis casos considerados por mi mismo como un grave error por orden cronológico, a ver si alguien se anima y cuenta los suyos. Que estos casos siempre son interesantes y se aprende mucho de ellos para no cometer futuros errores.
La medalla de bronce: A mis trece años me enamoré de mi prima carnal de doce. ¿Sobra todo comentario verdad?. No es el peor amor no correspondido, a la par que imposible, que he tenido, pero al ser el primero, me pilló por sorpresa. ¿Así que esto es enamorarse?. Los dos primeros días muy bien, pero luego… ¡vaya puta mierda!. Ahí fue cuando le empecé a coger manía a eso del amor, y acababa de empezar.
La medalla de plata: A los dieciséis me enamoré de una auténtica preciosidad catalana que vivió cinco años en mi pueblo. Lástima que dicha preciosidad estuviese totalmente colada por mi mejor amigo, que además la usaba para echar cuatro polvos y ya. En todo el proceso de amor y desamor, que duró unos dos años, no intercambié con ella más de diez palabras.
La medalla de oro: Sin duda alguna, fue enamorarme de una compañera de universidad. Un encanto hasta que uno descubre que no sólo lleva cinco años con su novio, sino que lo ama con locura (ya sabía eso antes de enamorarme de ella, por lo cual me merecí que me partieran un bate de béisbol en la cabeza… de esos de aluminio, por gilipollas).
Ese fue el peor porque, empezando por ahí, la cosa acabó en depresión nerviosa aguda e incluso en brote sicótico. Toda una historia que mereció entrar en tratamiento farmacológico durante tres años.
Que alguien lo supere si puede.
Desde hace seis años Amor = Desgracia Total. A mis novias las he querido mucho, pero no las amé. Al final de la relación, lo agradecí inmensamente.
A veces, por piruetas del destino, nos hemos enamorado de personas que no solo no nos han correspondido lo más mínimo, sino que ha sido un craso error que ha llevado a cometer tonterías y a sufrir bastante sin motivo alguno.
Me he enamorado cinco veces en mi vida, tres de ellas han sido un desastre y dos pasaron sin pena ni gloria, contaré mis casos considerados por mi mismo como un grave error por orden cronológico, a ver si alguien se anima y cuenta los suyos. Que estos casos siempre son interesantes y se aprende mucho de ellos para no cometer futuros errores.
La medalla de bronce: A mis trece años me enamoré de mi prima carnal de doce. ¿Sobra todo comentario verdad?. No es el peor amor no correspondido, a la par que imposible, que he tenido, pero al ser el primero, me pilló por sorpresa. ¿Así que esto es enamorarse?. Los dos primeros días muy bien, pero luego… ¡vaya puta mierda!. Ahí fue cuando le empecé a coger manía a eso del amor, y acababa de empezar.
La medalla de plata: A los dieciséis me enamoré de una auténtica preciosidad catalana que vivió cinco años en mi pueblo. Lástima que dicha preciosidad estuviese totalmente colada por mi mejor amigo, que además la usaba para echar cuatro polvos y ya. En todo el proceso de amor y desamor, que duró unos dos años, no intercambié con ella más de diez palabras.
La medalla de oro: Sin duda alguna, fue enamorarme de una compañera de universidad. Un encanto hasta que uno descubre que no sólo lleva cinco años con su novio, sino que lo ama con locura (ya sabía eso antes de enamorarme de ella, por lo cual me merecí que me partieran un bate de béisbol en la cabeza… de esos de aluminio, por gilipollas).
Ese fue el peor porque, empezando por ahí, la cosa acabó en depresión nerviosa aguda e incluso en brote sicótico. Toda una historia que mereció entrar en tratamiento farmacológico durante tres años.
Que alguien lo supere si puede.
Desde hace seis años Amor = Desgracia Total. A mis novias las he querido mucho, pero no las amé. Al final de la relación, lo agradecí inmensamente.