Tengo que romper una lanza en favor de nuestro amigo.
Estamos acostumbrados a que cuando alguien nos tira la caña, al mínimo rechazo se va a otra cosa mariposa. No hay un mínimo esfuerzo, no hay un sentimiento de "me gusta" detrás.
El otro día, mientras trabajaba, llegó un caballero que me apartó la silla y me propuso, el muy descarado, darme los buenos días por WhatsApp todas las mañanas. Fue un jejej es broma pero si quieres no es broma.
Al cortar el asunto, pues me encuentro comprometida y para más inri, trabajando; prosiguió la jornada sin más, imagino que fue a picotear otras flores quizá más atraídas por un señor andorrano cargado de duros y sus palabras quedaron en la nada.
Si por causalidades de la vida me hubiese hallado soltera y en un momento más lúdico, al ver que su interés y sus esfuerzos quedaban diluidos entre palabrería y falsa caballerosidad, hubiera hecho caso omiso totalmente.
Opino que debe dar un paso más, eso sí. Pero no lo demos todo por perdido.