Veintiún años practicando atletismo, baloncesto, artes marciales y diez años de gimnasio, mientras esas putillas acaso cuidaban no comer mucho y saber la diferencia entre un desmaquillador Clinique y uno Yves Rocher.
Acabo de hacer una hora de ejercicio: cientos de abdominales, peleas a muerte contra el aire, mamadas a mi vecino, flexiones y demás.
Y ahora me hallo mirando atónito a la hija de Aznar, sabiendo certeramente que si la hija de Bush me pidiera sonriente una copa, no sólo se la pagaría sino que tras pedir un benjamín de champagne o un Jack Daniel's mi sonrisa complacida permanecería intacta; pulsando botón derecho para guardar en mi carpeta porno a la hijísima para posterior paja.
Qué importancia tiene que se la hayan colado, ILG, ¿acaso no entiende que la diferencia con la foto superior es mínima, y lo que ello comporta y representa?
Me siento humillado, hundido, owneado y sucio.
Dios se ríe de nosotros. Somos la más inmunda escoria.
Propongo huelga de penes.
Ni podemos.