No existe tal cosa como un "regalo".
La estructura y disposición de lo que constituye un supuesto regalo lo anulan automáticamente, especialmente en sociedades capitalizadas fundadas sobre los cimientos del propio interés y la competitividad, es decir, que orbitan alrededor de la mujer.
Explicación. Cuando le das a alguien un regalo, es para manifestar una relación de mútua confianza según la cual esperas que de algún modo te sea devuelto el favor. "Cuando das un regalo es porque tienes ganas de hacerlo sin esperar nada a cambio", eso no se lo cree ni vuestra puta madre. Y para la mayoría de vosotros, la mera noción de obtener algo como contraprestación es lo que os motiva para hacer el regalo en primer lugar, especialmente cuando lo que se recibe es un intangible, como cuando haces un favor, o regalas un objeto "especial y único" y esperas que otra persona esté en deuda emocional contigo.
Si consideramos el hecho de que en la mayoría de casos el objeto que se espera es de mayor válua que el original por la aparición del factor "y quedas como un señor", la persona que "da" en primera instancia es la que en realidad gana, y el receptor del "regalo" el que sale perdiendo. La situación tiene el potencial de acabar en un espiral eterno de comprar cosas caras para recompensar un gesto supuestamente altruísta que en realidad nunca necesitaste so pena de malas caras a las que te responderán con un críptico "ya te he dicho que no me pasa nada".
Un verdadero regalo sólo puede ser inesperado, irreconocible e inatribuible. Si no no es un regalo, es un chantaje.