Sí, si evidentemente los odios son una mezcla de varias cosas. Ahora bien, si de esos odios quitas todo lo que huele a política, a territorialismo, a "mi pueblo es mejor que el tuyo", la verdad es que os quedan pocas -o ningunas- razones para odiar al Madrid. De esto:
Cita:
herencia historica del franquismo (siempre se ha asociado al madrid con el equipo de franco/gobierno)+club mas rico de españa+club de la capital (intereses, favoritismos, etc)+sector nacionalista es igual a hasco puto
el único motivo cierto por el que odiar al Madrid es el de la riqueza, porque es evidente que lo otro son
asociaciones tontas -el Madrid el equipo del gobierno, claro, de cualquier gobierno, cuando el PSOE gobierna es del gobierno, cuando gobernó el PP era del gobierno, cuando gobernó el CDS era también del gobierno, si mañana gobernara IU sería fijo también el del gobierno, los políticos se vuelven madridistas cuando se sientan en escaños azules- o bien
cosas que no tienen fundamento -el Atleti también es de la capital y no se le odia, y el Rayo Vallecano- o bien
cosas traídas de los pelos -supongo que Franco tenía mano en Europa a saco y que gracias a él ganó seis copas de Europa, porque en Europa Franco era lo más de lo más, claro, y contaba con la aprobación de todos y le daban lo que quisieran-, o bien una mezcla de todas ellas.
Y si el único motivo cierto es el de que el Madrid tenga pasta, el segundo equipo más odiado debería ser el Barcelona -curioso, es el más amado después del propio-. En todo caso, eso de odiar a uno porque tenga pasta se llama envidia, no odios por razones económicas, sería simple, pura y llana
envidia.
Que eso, coño, que eso. Que si se le odia es por pura política de mierda, y no hay más tela que cortar. No hay campo en este país cuyos seguidores saquen banderas nacionalistas que no odien al Madrid. Lo uno y lo otro va de la mano, forma parte del mismo paquete. No se puede sacar una bandera independentista para animar a tu equipo y no odiar al Madrid. Ese es el puto problema: animar a tu equipo con la bandera de otra cosa, mezclar fútbol y política, hacer de un equipo el ejército de una supuesta nación. Y claro, se necesita un enemigo contra el que mandar a ese ejército: ¿cuál? Pues el Madrid, coño, que se supone -suponéis, vaya- que es el ejército de España.