Iker Casillas es tan lelo que no se si sabotea desde dentro a su entrenador o es que simplemente es un idiota sin carisma incapaz de ver venir los acontecimientos más evidentes. Si yo fuera Florentino Pérez, el anciano, cansado, pusilánime y cada vez más pipero Florentino Pérez, daría un último coletazo de orgullo y me cargaría a estos dos elementos, Ramos y Casillas lo antes posible.
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Desde hoy, Iker Casillas eres mi peor enemigo. Por vago, por pelele y por pagafantas. Al igual que Ramos, mi peor enemigo por ser un paleto con ínfulas. Lo peor de los tontos es cuando se creen los halagos que los demás les dicen. Casillas, siendo un mísero portero de balonmano que juega a fútbol, de verdad se ha creído que es el mejor portero del mundo (y si le doran lo suficiente la píldora, de la historia, me juego lo que queráis). Si acaso, el mejor parador, y no siempre. Y punto. Porque un portero, kheridos, sale bien por alto, domina el juego aéreo, tiene un vínculo emocional con lo que pasa en el partido y su partido no termina fuera del área, me cago en la puta vida.
Lo mismo que al títere de Ramos, que un día le dijeron que era el nuevo Hierro y al siguiente que era el nuevo Maldini… y el pobre se lo creyó. En mi puta vida he visto jugar con la suficiencia y condescendencia con la que juega a veces Ramos ni a Hierro, ni a Maldini, dos putos grandes que jugaban al fútbol cuando el fútbol no era uno de los objetivos de la moral fascista de los mequetrefes españoles