Hace años (hablamos de 2013 aproximadamente) conocí a una tipa que iba fardando de ser muy de izquierdas, progresista, liberal, que solo pronunciar el nombre de España le producía arcadas (como Pablemos solía decir) y que para ella lo importante era el interior, no el dinero. A los meses, saliendo de fiesta con las amigas; conoció a un tío que, supuestamente, estaba en el otro extremo de su ideología política: un suboficial del Ejercito de Tierra; sargento primero creo que era.
Al tiempo me entero que se han ido a vivir juntos y que tienen pensado hasta casarse. Y no solo eso; sino que la tipa cambió totalmente de ideología y de forma de vestir y hasta llevaba una pulserita con la bandera de España. Sufrió, nada más y nada menos, que la metamorfosis de Franz Kafka. Mira como la lista no se fue con otro tirado de la calle como ella y tieso, no. Se fue con el funcivago de turno que olía a sueldo seguro todos los meses garantizado.
"Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros"