Tanto como amargarte la existencia, no sé, pero un libro puede destrozar de dos maneras: o bien en cuanto a temática, si éste revela aspectos hasta entonces no planteados o no vistos desde esa perspectiva nunca, o bien en cuanto a desenlace de la trama o a relaciones entre los personajes.
En ambos casos, sí, la lectura puede suponer un shock total con el que te implicas subjetivamente de una forma extrañamente curiosa y que no desaparece en unos cuantos días o hasta que otro libro supla ese shock.
En cuanto a temática, el ya citado 'El Castillo', de Kafka, me dejó un poco destrozada. Esa crítica, esas esperanzas que no se cumplen, esa frustración del personaje frente a la colectividad... me sentí demasiado involucrada por circunstancias personales de rebeldía e impotencia ante determinadas situaciones. Como nota al libro, espero que la restauración que se le hizo y leí sea fiel al pensamiento de Kafka, como se ha afirmado siempre.
En cuanto a desenlace de la trama, 'El marino que perdió la gracia del mar', de Mishima. Esa puerta abierta a lo que sabes que ocurriría si el libro siguiera un par de carillas más... es inquietante. Es como si pensaras que detrás de la esquina hay algo que va a ocurrir y tienes que impedir, pero no puedes, porque no es real, es tan solo un libro.
Yo también he pasado shocks brutales con algunos libros. Pero eso sí, se acaban pasando, y menos mal.