Repetimos. Eso no va ha hacer que nadie baje al listón dónde antes no lo bajaba
Esto es. Los que ya follaban, follarán más. Los que no, seguirán sin follar. El listón seguirá en el mismo sitio. Y el listón, queridos amigos, se ha elevado en los últimos años.
Hace veinte, el listón era el 10% superior de los tíos del entorno de una tía cualquiera: los compañeros de clase/trabajo, conocidos de amigos o fulanos que había en los garitos que frecuentara. Si estabas en ese top 10%, tocabas pelo. Si una tía no tenía un entorno muy grande, al final acababa teniendo que elegir entre cuatro gatos.
Hoy, con Tinder e internet, ese entorno es infinito. Los que antes comían gracias a encontrarse en el top 3 de un entorno de cuatro gatos, ahora han bajado de categoría y les cuesta mil veces más tocar pelo, porque no se encuentran en el top 3 de un entorno del tamaño de toda la ciudad o de toda la provincia.
Hay una hipercompetencia inaudita frente a la que luchar, y las tías tienen una sobreabundancia brutal de oferta para elegir.
Si al final de la pandemia a las tías se le multiplican las ganas de follar, el resultado será que esos que follan tras una semana de charleta en el Tinder lo harán al cabo de dos días de charleta, pero los que no follan seguirán sin follar. Los locos 20 serán locos en otro sentido, me temo. Habrá locurones como que no te dejen hablar en el autobús o que te cierren El Retiro cuando haya tres centímetros de nieve, o veremos a gente pidiendo por favor que nos encierren a todos en casa, veremos incluso a gente queriendo que se prohíba la libre circulación si hay hielo en las calles no vaya a ser que se llenen las urgencias con esguinces. Ese será el tipo de locurones que veremos -ojalá no- en los locos años 20.