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Bueno, al primer concierto al que asistí después de la pandemia fue al de TOUNDRA en una sala bastante grande, Sala Apolo. Pues la media de edad era de 40 para arriba, no había casi ningún chaval de menos de 20. Hasta hace poco, esa media de edad eran los que iban por sistema a todos los conciertos.En estas últimas semanas he ido a ver (en mi ciudad, donde cada vez hay menos actividad cultural/musical) varios conciertos pequeños, pero de buenas bandas. Pues éramos como unas decenas de espectadores. Aunque tampoco entiendo lo de criticar una escena en la que uno ha dejado de colaborar, porque no sé dónde estarían ese día todos los “rockeros orgullosos”, también te digo. Probablemente en su casa, quejándose de que ya no hay conciertos a los que ir.
Sí, somos los mismos de siempre, pero hay que seleccionar. Yo ya hay conciertos a los que me da pereza ir... por ejemplo, hará dos meses tocaban al lado de mi casa los suecos DARK TRANQUILLITY, una banda que he visto montones de veces y que no me pierdo ni borracho... pues me dio pereza.Hay conciertos. Hay rock'n roll. Hay grupos y solistas buenísimos ahí fuera. Lo que no hay, por desgracia, es público...
Bueno, es que ya esas bandas están, supongo, al nivel de precios de Madonna, Beyoncé y estas estrellas internacionales.Lo único que me da rabia es que los precios de ese “otro concepto” se disparen tantísimo que los fans de la música que no somos ricos no podamos asistir a ver a ciertos artistas a los que en otras circunstancias sí nos gustaría ver (en mi caso no es Springsteen una de mis debilidades, pero se puede extrapolar)
Sin ir más lejos, el concierto el otro día de ROSALIA, llenó el St. Jordi dos noches seguidas, y lo grande es que no había músicos en el escenario, solo ella cantando como en un karaoke esas canciones de mierda... pues la gente encantada oye.