Ola buenas, voy a soltar un pregón que llevo varios meses ensayando para cuando me inviten a Madric, ahí va como una jarra de meaos:
"HOMENAGE A MADRIC, DONDE ROMPEN LAS OLAS Y LOS SUNORMALES DE LAS ESPAÑAS"
En la Génesis del Carácter del buen madrileño no son raros de encontrar varios factores comunes que contribuyen a la forja del carácter harjentino, y el porteño para ser más precisos, donde el rasgo más fundacional y común no puede ser otro que el de ser un muerto de hambre, extremeño o manchego, gallego, o napolitano o siciliano, pero muertos de hambre, que por factores políticos unos, y por ingentes recursos naturales los otros descubren que !menudos son ellos!, hacen de su capa un sayo y medran en la vida como nunca lo pudieran haber hecho (ellos mismos) en su terruño.
Así el madrileño puede llegar a creer, en los casos más graves de esta su enfermedad, que el sol ha salido porque él se ha despertado o que aquel árbol de allá tiene manzanas porque a él le ha entrao hambre.
Cómo iba a pensar el padre de Gints, harto de varear olivos o de sudar debajo de los plásticos, allá en su Jaén o Almería natal (las fuentes no son del todo claras) que su hijo llegaría a dirigir allá en los madriles el foro de un pornógrafo estafador- corruptor y pervertidor de menores y cosas en general, o que iba a cambiar el chándal que le guardaba el destino por camisas confeccionadas por los mejores sastres de la almendra central con las más ricas telas, finas como el coral, y traídas expresamente desde Oriente para tal fin.
Qué hubiese sido de la Dakilla si su madre no se hubiese fugado de una aldea gallega como la anduriña aquella de la canción, donde la chiquilla se hubiese dedicado a pasturar los pavos con una caña y a meterse a dormir llena de roña en el sótano con las vacas porque allí se está más caliente.
Y qué de la Gina Groos, con más que evidentes tendencias incestuosas que de vivir allí sin duda se hubiesen realizado, allá en su pueblo palentino o soriano, donde son rancia y buena costumbre, como por ejemplo meter a los gatitos recién paridos en un saco y echarlos al río.
Ahora, como mucho, se dedica a robar libros y algún que otro masajito a su hermano, pero sin bajar del ombligo, eh, y eso es una cosa que la sociedac más o menos acepta.
Pues en todos estos Madric ha obrado su pulimento, su alquimia, su capa de brillante pintura y civilización que los demás mortales no lucimos.
Pero no todos los madrileños ignoran estas condiciones, ojo, ahí está Macs Demian, un savant del extrarradio muy consciente de que Madric tiene algo de infierno en círculos concéntricos como el de Dante, cuando dice que "A Madrid hay que ir con zapatos", no hase falta disir nada más.
Madrileñys, bechis.