MANIFIESTO DEL SINSENTIDO

Lancelot_du_Lac

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22 Oct 2003
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El ser humano (mal)gasta muchas de sus energías y esfuerzos en busca de bases racionales a sus actos y pensamientos. No cabe duda de ello y todo lo que a continuación va a devenir en una serie de reflexiones escritas en este texto puede que, sin caer en ello o pretendiendo afirmar o por lo menos proponer justo lo contrario, no hagan sino más que reafirmar tal aseveración: NECESITAMOS una explicación; y si esta viene dada por la razón , más que mejor. Unas bases, un punto de partida y uno sobre el que sostenernos, que en ocasiones, es el mismo que el de partida.

Dos preguntas fundamentales pueden asaltarnos a primera instancia: ¿para qué? y, lo que es más importante, ¿por qué?.
¿Para qué? , si somos consecuentes con lo que el sinsentido parece significar. la respuesta resulta muy clara : ¿para qué?, para nada. En ese caso, caeríamos en la contradicción de la contradicción, pues estaríamos atribuyendo un sentido al que , por razones obvias, el sinsentido no puede someterse. Negar su utilidad significa atribuirle una función, y por lo tanto, un sentido. La concepción finalista e instrumental que nuestra sociedad ha adoptado de forma aplastante es a la vez la principal valedora y el principal obstáculo al que nos enfrentamos, lo que nos deja de nuevo en el punto de partida. Medir respecto a resultados y funcionalidad es la fuerza y la mengua al mismo tiempo. Lo más fácil, y en este caso parece que lo más correcto es acudir al subjetivismo. Desde un prisma estrictamente lúdico no se puede negar que el sinsentido del que hacemos gala algun@s sea ?útil?, signifique eso lo que signifique. Y es un@ mismo quien adecua ese sinsentido a su propia persona, pero es tan fuerte, que la comunión es cuestión de tiempo con cualquiera que lo adopte también. Es algo personal, pero general, sólo que es necesaria una percepción, y ahí entroncamos con la otra gran cuestión, ¿por qué?.

¿Por qué?, y de nuevo podemos responder lo más obvio refiriéndose a su naturaleza: ¿por qué?, por nada. Pero hay una base para todo lo que conocemos o creemos conocer , mal que pese, aunque esta base esté formada sobre intuiciones.

Vivimos bajo una apariencia de impoluto orden donde la clasificación de absolutamente TODO es imprescindible para que sirva de brújula de nuestros actos. El sinsentido es una apuesta por el caos, el absurdo y la inercia aunque no en sentido sumiso, sino más bien como participación de ella y transformación. Si el orden que nos hemos autoimpuesto dentro del mundo, de la sociedad, de nosotr@s mism@s funcionara, seríamos conscientes de ello. Y no funciona, no hay duda. Porque no habría salida al sinsentido.

Nuestro entorno propone y el sujeto dispone, a través de ese sinsentido. El reconocimiento de que las reglas básicas del razonamiento pueden ser superadas se demuestra gracias al hecho de que dentro de este lenguaje cifrado y a que a todas luces puede parecer hermético es posible la comunicación y la comprensión, de que el sinsentido puede ser interpretado y tratado de diversas maneras de modo que distintas personas puedan ser participes cómplices de él desde diferentes perspectivas que no sean más que subconjuntos de el mismo. Lo que importa es entrar en ese estado anímico y mental que te induce al mismo. Una vez dentro no hay nada rígido, pétreo, inamovible, sino que las reglas se pierden dentro de la más completa arbitrariedad para jugar con él, y gracias a él. El sinsentido es germen y esencia de si mismo en cuanto sólo una vez lo asumimos podemos considerarlo, y a partir de ahí adoptarlo. Es nuestro y a la vez es de todos; está ahí, pero hay que darse cuenta de ello. No hace falta ser consciente de él, pero sí que se debe serlo para disfrutarlo con un ápice de plenitud. Saber que no hay reglas del juego te permite jugar con esas reglas que no existen.

Cierta tendencia elitista caracteriza nuestra interpretación del sinsentido. En el momento en que nuestra sumisión es voluntaria, se conciben unos lazos entre aquellos ?practicantes? de la ilógica que, siendo conscientes de ello, les lleva a considerarse dentro de una esfera emocional diferente. Un elitismo , pero desprovisto de la carga pretenciosa que toda forma elitista conlleva, pues esa pretenciosidad choca con nuestro sinsentido. Si el sinsentido tiene que encaminarse tomando como referencia a los sentimientos, emociones, actitudes y conceptos morales humanos, sólo podría identificarse con lo que comúnmente están entendidos como más bajos, léase el ridículo, la desfachatez, la incomprensión, el cinismo, el sarcasmo y la ironía. Sólo de ellos está más cerca, no quiere decir que los abrace, porque el sinsentido es independiente respecto a esquemas y definiciones propiamente dichas, y sólo depende de aquel/la que lo adopte. Por si solo no tiene más fuerza que su existencia, necesita de una conciencia ajena para nutrirse y llegar, dentro de su terreno, a trascender.

El sinsentido no diferencia entre teoría y práctica. Asimilarlo y adoptarlo no es más que la conjunción de ambas; él mismo se autodefine , es imposible separar ambas concepciones. Como actitud, es algo ?vivo?, y así participamos de él.

Quede claro que tratar de reducir el sinsentido a definiciones concretas es perder el tiempo: sólo puede definirse de forma abstracta.

En un principio el sinsentido se nutre de nuestra realidad para deformarla, loar al esperpento que con esfuerzo se puede deducir de ella, porque hasta ahí ha llegado, pero sin atender a la ética que de ella se desprende. Esto puede resultar confuso e incluso contradictorio en la medida en que existe cierta dependencia de esa ética preexistente para subvertirla, es decir, que si bien hace gala de una antiética (por decirlo de alguna manera), esta deriva de un punto concreto que reinterpretamos, así que de algún modo afirmamos lo que pretendemos negar en función de que sí se puede decir que partimos de una base, aunque luego esta quede al margen. No es la libertad de pensamiento absoluta pero si la libertad de uso del pensamiento.

Así pues, no hay funcionalidad, no hay significación. Intuición. Ahí esta nuestro punto de (des) equilibrio. Y como tal, supongo que cualquiera mínimamente intuitivo y que haya bebido ya conscientemente de las aguas del sinsentido conoce qué ha tratado de clarificar este texto y su verdadera naturaleza. O no. Qué más da.

Así pues, a pesar de ( o más bien, gracias a) la completa imbecilidad que transpira un tema como este, los participantes más o menos conscientes del sinsentido manifestamos que:

- No nos atenemos a leyes lógicas, a no ser que dentro de la ilógica las hayan. Esa opinión es arbitraria.
- La sintaxis y la fonética pueden ser entendidas como causantes y/o merecedoras del apelativo sinsentido. Como medio de expresión y elementos del lenguaje son susceptibles de él, ya sea porque una palabra resulta fonéticamente propensa a ello o una construcción sintáctica caiga en él.
- Nuestra inspiración y nuestra referencia son de origen incognoscible a pesar de que es posible reconocerlas. Nuestras interpretaciones son libres dentro de su falta de modulación
- La burla es el fin último reconocible, pero no el único ni el más fuerte. La burla es análisis inconsciente, ya sea de nosotros mismos o de los demás; más concretamente de nuestra relación con el mundo.
- Respecto a los no participantes, su desorientación y/o intimidación es nuestro éxito.
- También respecto a los no participantes, nos congratulamos cuando algun@ de ell@s se involucra en este estado mental , intuye y actúa conforme a tal.
- La repetición mecánica y fuera de lugar respecto a la norma establecida de expresiones y conductas es uno de nuestros instrumentos, así como la disociación de conceptos , entre otros.
- Lo desconocido es última respuesta en base a lo que nosotros creemos que significa.
- La provocación surge de forma espontánea, no es la motivación básica.
- El doble sentido siempre esta presente en nuestro lenguaje y pensamiento. Doble sentido cuando tenemos en cuenta el ?sentido? que dentro de la sociedad tienen las cosas y términos. Cae por su propio peso que dentro del sinsentido hablar de sentido propiamente dicho no es de recibo.
- Nuestra sociedad merece este trato. Mal que pese, dentro de nuestra condición de productos el único acto puro de rebelión se encuentra dentro de la inmersión en el sinsentido. Nos reímos de todo, de todos y de todas. Pero ante todo, de nosotros mismos. Sólo así una visión global del mundo y la sociedad se ve limpia de prejuicios.
- Estudiamos la conducta y la naturaleza de todo cuanto nos rodea, ya que sin la observación de ello sería imposible rebelarse. Una observación meticulosa e hiperomnisciente de la realidad es condición básica y necesaria.
- Por fin, y abandonando el puto tono pedante y formal que todo el texto de mierda ha tenido, reivindicamos que estamos aquí para no se sabe bien qué ni por qué, pero que nadie nos va a privar de intentar pensar libremente (pero libremente de verdad, no cómo nos han enseñado que significa pensar libremente) . Si como dicen por ahí, la vida tiene un sentido, no andará éste muy lejos de nuestro objetivo principal: ECHARSE UNAS RISAS.
 
recomiendo el libro "La Legibilidad del mundo" , de Hans Blumenberg, filósofo e historiador de las ideas alemán, fallecido hará 5 o 6 años.....en él se trata de todos los intentos (o los más importantes) por dotar de sentido a la lectura del universo..en clave análoga a la de un libro (desde la metáfora del descifrador de mensajes secretos, hasta la idea del analfabeto lector, propagada por la idea cristiana de la gracia...pasand por Kant..etc) ,una pasada, aunque a veces quizás con demasiada erudición...
 
Tomo nota de la recomendacion, ahasver... ya se que es largo, pero me gustaria que alguien mas leyera este texto y diera su opinon, tanto si le gusta como si le parece una mierda. Lo escribio un amigo mio y me parece que no esta mal.
 
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