En el entierro de mi padre se me pegó una prima política en el trayecto que va de la iglesia al cementerio, tendrá unos 60 años pero bien llevados. Todos mis hermanos y hermanas iban agarrados de sus respectivas parejas, pero yo iba un poco escorado de la comitiva y solo. Esta prima, por pena, se me agarró del brazo y fuimos un buen rato andando juntos detrás del coche fúnebre. Se me apegó tanto que iba rozando su teta con mi brazo derecho, creía que se me ponía tiesa allí mismo. Unos 50 metros que fuimos así, yo arrimé el brazo todo lo que pude, pero se dio cuenta y se separó de mí. Estuvo un rato andando junto a mi pero ya separada y se fue con su marido. Menuda puta, cómo me la puso de dura. Una tía que había visto toda mi vida y que jamás soñé que pudiese tocarla un pelo, con su hija me he hecho miles de pajas.
En el de mi madre se me pegó otra prima, esta más jovencita, y también en el trayecto de la iglesia al cementerio. Debo de dar mucha pena al estar siempre solo, hasta en momentos como esos.