En realidad esto no es más que otra cara de la imbecilidad imperante en el planeta, como viene a ser lo de los veganos, los crudívoros, el mariconismo, etc...
Por cosas de la vida el otro día tuve que recoger en Barajas a la hija de una amiga, y ella no conoce Madrid y la madre había llegado un par de días antes y como yo estaba de puente aéreo pues me dijo “oye, coges tú a mi hija que llega a la misma hora?”, y acepté. No me costaba.
Viniendo en el metro con esta niña, que acaba de cumplir 18, me dí cuenta de lo perdida que está esta juventud. Yo sabía que un amigo suyo maricón se había cortado los brazos en una fiesta, y le digo “¿oye, y tu amigo fulanito qué tal está? Ya me contó tu madre que se cortó los brazos en una fiesta...”
Su respuesta al acto, todo seria y con cara de asco:
“No es mi amigo, es mi amiga, y no se llama fulanito, se llama OFELIA”
Y me dejó de hablar...
Y es que vivimos en una época de hombres blandengues de los que llevan la bolsa de la compra y el carrito del niño, de maricones, de gente que se la coge con papel de fumar y que se ofende por todo... joder, es que dan ganas de salir a la calle con un lanzallamas.