Max_Demian
Puta rata traicionera
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- 17 Jul 2005
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Hola hamijos.
Desde hace unas semanas les he cogido todo el asco a mis compañeros de trabajo. Realmente son varias mujeres y un hombre bastante cocinillas. Antes me hacían gracia por su desenfadada sencillez. Ahora, en cambio, les encuentro incultos e insoportables. Son como un grupo de amigos que casualmente trabajan juntos. Ellas son charos de pura raza, él es un señor de casi sesenta años que se compró un bmw de alemania con 100k km por varias decenas de miles de euros al que le echa gasoil del alcampo.
Todo empezó a ir mal un día que una charo organizó una comida en su casa a la que tuve el mal juicio de asistir. En algún momento de ese día me di cuenta de que estaba completamente fuera de lugar.
A veces uno se ve desde fuera en un acto de despersonalización y cobra consciencia de que está en un lugar en el que ni quiere estar ni tiene por qué estar.
Empecé a no soportar sus bromitas y sus mamoneos recíprocos en el trabajo, pero no le di ninguna importancia ya que yo soy "muy mío". Poco a poco la situación ha ido a peor, sobre todo desde que el panorama político se ha calentado tanto. Como sabéis todos los que me leéis pacientemente, mis ideas políticas son un poco fluctuantes. A veces me escoro más hacia la extrela derecha, sobre todo en el tema de los delincuentes inmigrantes y la laxitud de las autoridades con ellos, y otras veces voy hacia la extrema izquierda, sobre todo en el tema de los derechos sociales y cuestiones generales de economía. Desde que sucedió la reunión extralaboral para comer en casa de una de las charos empecé a no tolerar el discurso político de mis compañeros, que consiste en las ideas más toscas de la derecha. Las noticias que han ido surgiendo desde que empezaron las negociaciones de Perro han sido analizadas en conversaciones que poco a poco han ido mermando mi aplomo y tolerancia.
Tened en cuenta que trabajo en un centro especial de empleo y que casi todos ellos tienen una paguita además del sueldo. La mayoría tienen problemas traumatológicos que no les afectan en las capacidades cognitivas.
Con el aumento del SMI y la reducción de la jornada laboral se echaron las manos a la cabeza, siendo que en mi trabajo nos hemos beneficiado de TODAS las subidas de SMI porque no hemos estudiao. El tema de la amnistía ya ha sido la guinda del pastel, como es natural, pero el otro día el del bmw empezó a divagar sobre lo que él piensa que va a suceder en el futuro. Ve que va a triunfar lo que él entiende por socialismo, se va a desmoronar el país y va a tener que irse a vivir a otro sitio, por ejemplo el sur de los Estados Unidos. De momento está pensando en tramitar un permiso de armas para tener una pistola en casa con la que defenderse de los negros cachas que entran por Canarias.
Ese día estaba un poco hasta los cojones y le dije que hiciera el favor, que pensara que hay comentarios que pueden ofender a quien no piense como él. El tío de calló la puta boca pero se quedó rabiando. Al fin y al cabo, hablar de política en el trabajo es una fuente de conflictos innecesarios y se debe evitar. La cuestión es que estoy tramando hablar con la jefecilla y decirle que corte las conversaciones sobre política, que, por cierto, casi siempre inicia ella, y amenazarla con chivarme a RRHH como se niegue. He descartado otra confrontación directa porque tampoco quiero que me odien mucho. Estoy totalmente convencido de que tengo razón y, aunque tengo dudas sobre actuar, llegaría hasta el final en mis quejas en caso de que no fueran atendidas si me decidiera.
La cuestión es que sé que es muy probable que si actúo puedo arrepentirme cuando "baje la marea", es decir, cuando vuelva a cambiar el chip y se pase el hechizo político. Creo que todo esto le dejará de importar en algún momento y todo lo que haga ahora tendrá consecuencias. La cuestión es que deseo joder a esos imbéciles y no creo que pueda resistirme.
¿Me dejo llevar por mis tendencias caótico-malvadas?
Gracias.
Desde hace unas semanas les he cogido todo el asco a mis compañeros de trabajo. Realmente son varias mujeres y un hombre bastante cocinillas. Antes me hacían gracia por su desenfadada sencillez. Ahora, en cambio, les encuentro incultos e insoportables. Son como un grupo de amigos que casualmente trabajan juntos. Ellas son charos de pura raza, él es un señor de casi sesenta años que se compró un bmw de alemania con 100k km por varias decenas de miles de euros al que le echa gasoil del alcampo.
Todo empezó a ir mal un día que una charo organizó una comida en su casa a la que tuve el mal juicio de asistir. En algún momento de ese día me di cuenta de que estaba completamente fuera de lugar.
A veces uno se ve desde fuera en un acto de despersonalización y cobra consciencia de que está en un lugar en el que ni quiere estar ni tiene por qué estar.
Empecé a no soportar sus bromitas y sus mamoneos recíprocos en el trabajo, pero no le di ninguna importancia ya que yo soy "muy mío". Poco a poco la situación ha ido a peor, sobre todo desde que el panorama político se ha calentado tanto. Como sabéis todos los que me leéis pacientemente, mis ideas políticas son un poco fluctuantes. A veces me escoro más hacia la extrela derecha, sobre todo en el tema de los delincuentes inmigrantes y la laxitud de las autoridades con ellos, y otras veces voy hacia la extrema izquierda, sobre todo en el tema de los derechos sociales y cuestiones generales de economía. Desde que sucedió la reunión extralaboral para comer en casa de una de las charos empecé a no tolerar el discurso político de mis compañeros, que consiste en las ideas más toscas de la derecha. Las noticias que han ido surgiendo desde que empezaron las negociaciones de Perro han sido analizadas en conversaciones que poco a poco han ido mermando mi aplomo y tolerancia.
Tened en cuenta que trabajo en un centro especial de empleo y que casi todos ellos tienen una paguita además del sueldo. La mayoría tienen problemas traumatológicos que no les afectan en las capacidades cognitivas.
Con el aumento del SMI y la reducción de la jornada laboral se echaron las manos a la cabeza, siendo que en mi trabajo nos hemos beneficiado de TODAS las subidas de SMI porque no hemos estudiao. El tema de la amnistía ya ha sido la guinda del pastel, como es natural, pero el otro día el del bmw empezó a divagar sobre lo que él piensa que va a suceder en el futuro. Ve que va a triunfar lo que él entiende por socialismo, se va a desmoronar el país y va a tener que irse a vivir a otro sitio, por ejemplo el sur de los Estados Unidos. De momento está pensando en tramitar un permiso de armas para tener una pistola en casa con la que defenderse de los negros cachas que entran por Canarias.
Ese día estaba un poco hasta los cojones y le dije que hiciera el favor, que pensara que hay comentarios que pueden ofender a quien no piense como él. El tío de calló la puta boca pero se quedó rabiando. Al fin y al cabo, hablar de política en el trabajo es una fuente de conflictos innecesarios y se debe evitar. La cuestión es que estoy tramando hablar con la jefecilla y decirle que corte las conversaciones sobre política, que, por cierto, casi siempre inicia ella, y amenazarla con chivarme a RRHH como se niegue. He descartado otra confrontación directa porque tampoco quiero que me odien mucho. Estoy totalmente convencido de que tengo razón y, aunque tengo dudas sobre actuar, llegaría hasta el final en mis quejas en caso de que no fueran atendidas si me decidiera.
La cuestión es que sé que es muy probable que si actúo puedo arrepentirme cuando "baje la marea", es decir, cuando vuelva a cambiar el chip y se pase el hechizo político. Creo que todo esto le dejará de importar en algún momento y todo lo que haga ahora tendrá consecuencias. La cuestión es que deseo joder a esos imbéciles y no creo que pueda resistirme.
¿Me dejo llevar por mis tendencias caótico-malvadas?
Gracias.