Otra profesión muy dada a tragar sables son las peluqueras, la mayoría, además de tener looks muy modernos y sugerentes, van muy retocaditas de tetas, chochetes muy arregladitos y... vamos, que se cuidan mucho.
En un viaje de incentivo que le hicimos a una multinacional de peluquería a Santo Domingo, al que asistían 150 peluqueras de toda España, os puedo asegurar que no hacían falta ni los tiritos, con dos cócteles de ponían tan cachondas que mi jefe, por ejemplo, se tiró a una en el mismo bar del hotel, en el servicio, y yo aguantando el tipo con el marido en la barra del bar, que no paraba de preguntar por ella, lo mejor fue que, cuando volvieron, se había quedado con ganas y cuando fui a mear, al salir del tigre estaba allí la golfa otra vez y claro:
Que si mira que tetitas tienes, que si mira como me estás poniendo el calipo, que me la entabiqué yo también y mi jefe emborrachando al marido en la barra.
Siguen casados, lo siento por aquel pobre hombre, que cada vez tiene más parecido con el que mató a Manolete.